(DW/ Anchal Vohra).- Mientras el alcalde opositor de Estambul comparecía ante el tribunal el viernes, en uno de los múltiples casos en su contra, sus simpatizantes se congregaron para protestar contra lo que consideran una campaña para impedirle aspirar a la presidencia de Turquía. El gobierno de Recep Tayyip Erdogan insiste en la independencia del poder judicial.
Mientras el alcalde de Estambul es juzgado entre grandes protestas, la respuesta europea a la deriva autoritaria de Turquía ha sido muy discreta. La importancia del país para la seguridad europea podría explicarlo.
Ekrem Imamoglu, recluido en la prisión de Silivri desde el 23 de marzo, es el candidato presidencial del principal partido de oposición en Turquía, el CHP. Se le consideraba el candidato con mayores posibilidades de derrotar al presidente Erdogan, en el poder desde hace casi un cuarto de siglo. De ser condenado, Imamoglu, que ya fue suspendido como alcalde de Estambul, podría ser inhabilitado para ejercer cargos públicos.
A pesar de las semanas de protestas y de un juicio que muchos consideran un paso más en la deriva de Turquía hacia el autoritarismo, la respuesta de la Unión Europea ha sido tibia. Selim Kuneralp, exembajador turco ante la UE, declaró a DW que Bruselas se ha mostrado «algo reticente»a la hora de responder al arresto del alcalde y a la posterior represión de los manifestantes.
«Creo que los líderes de la UE no estaban dispuestos a mostrarse demasiado hostiles hacia el presidente Erdogan», valoró.
Turquía aspira a entrar en la UE y se espera de ella unos estándares más altos en materia de Estado de derecho, derechos humanos y libertad de prensa. Pero el creciente valor estratégico de Turquía como miembro de la OTAN, según los expertos, parece haber influido en la tímida respuesta europea ante el deterioro de estos valores.
¿Cómo ha respondido Europa a la detención de Imamoglu?
El Consejo de Europa, el principal organismo de derechos humanos del continente, ha pedido la «liberación inmediata» del alcalde. Y algunos políticos de alto rango en Alemania, país con una significativa población turca, también han expresado su apoyo a los manifestantes.
Felix Banaszak, copresidente del Partido Verde alemán, visitó Turquía para «apoyar a las fuerzas democráticas».
Serpil Midyatli, vicepresidenta del Partido Socialdemócrata (SPD), de centroizquierda, expresó su preocupación en cuanto a si el alcalde recibirá un juicio justo. «Ya hay más de un indicio de que el poder judicial ha dejado de ser independiente», declaró a DW el viernes, añadiendo que el proceso podría «alargarse todo lo posible».
Marta Kos, comisaria de la UE para la Ampliación y, por lo tanto, responsable directa de la adhesión de Turquía al bloque, canceló una visita al país en protesta por la detención del alcalde. Tenía previsto asistir al Foro Diplomático de Antalya, programado del 11 al 13 de abril, y reunirse allí con el ministro de Asuntos Exteriores turco, Hakan Fidan.
Sin embargo, como institución, la UE no ha ofrecido mucho más que los clichés habituales como pedir respeto a los «valores democráticos».
«La Unión Europea está profundamente preocupada por la detención y arresto del alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, y otras figuras públicas, incluyendo miembros de la prensa y representantes de la sociedad civil», declaró Kos en el Parlamento Europeo en Estrasburgo el 1 de abril, calificándolo como un retroceso democrático.
«Hemos declarado repetidamente que Turquía necesita revertir eficazmente la tendencia negativa en materia de derechos fundamentales y Estado de derecho», añadió.
Kos aludió a las limitaciones de la UE en su trato con Turquía, al tiempo que destacó las múltiples facetas que tiene la relación con el país. «En Siria, en la guerra de agresión rusa contra Ucrania, en el Líbano o en el Cáucaso meridional, Turquía es un socio estratégico de Europa», afirmó.
Asli Aydintasbas, investigadora principal en política del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, afirmó que la tímida respuesta de la UE se debe a las diversas presiones geopolíticas a las que se enfrenta la Unión. La UE ha pasado a adoptar «un enfoque pragmático y duro», afirmó, a medida que se hace necesaria la cooperación con Turquía en diversas crisis regionales que afectan directamente al bloque.
«Está claro que el alcalde de Estambul no figura en la lista de las diez mayores prioridades de la UE» con respecto a Turquía, resumió.
¿Es Turquía indispensable para la seguridad europea?
Con el acuerdo de 2015 por el que Turquía recibió 9.000 millones de euros durante la última década, Ankara prometió frenar la migración irregular hacia la UE. Y hace tan solo cuatro meses, logró una victoria geopolítica cuando los rebeldes respaldados por Turquía derrocaron al presidente sirio Bashar al Asad y formaron un gobierno de transición en Siria en diciembre.
Y, lo que es quizás incluso más importante desde la perspectiva de la seguridad europea, Turquía ha mantenido estrechos vínculos con Rusia desde el comienzo de la guerra en Ucrania. Existe una creciente sensación de que Estambul podría tener que desempeñar un papel en el mantenimiento de la paz, una vez que se haya restablecido.
«La seguridad de Europa es impensable sin Turquía», declaró recientemente el presidente Erdogan, al tiempo que abogaba por una mayor integración con los países europeos. Los analistas creen que las tropas turcas podrían incluirse en las fuerzas de seguridad propuestas para supervisar la paz en Ucrania, siempre y cuando la guerra termine y se alcance un acuerdo entre Moscú y Kiev.
Lawrence Freedman, eminente historiador y estratega militar, declaró a DW en febrero que Rusia podría considerar «más aceptable» la presencia de tropas de la OTAN en Ucrania si contara con soldados turcos. Turquía ha manifestado su disposición.
El jefe de la OTAN, Mark Rutte, ha elogiado el valor de Turquía, no sólo por asegurar el acuerdo de cereales del Mar Negro al comienzo del conflicto en 2022, sino también por proporcionar a Ucrania la munición, artillería y drones que tanto necesita.
En una conferencia de prensa a principios de abril, Rutte eludió una pregunta sobre el arresto de Imamoglu cuando se le preguntó si la OTAN reconsideraría la oferta de Turquía de acoger a los aliados en una reunión informal programada para mayo.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, ha declarado su deseo de que Turquía desempeñe un papel protagonista en el fin de la guerra en Ucrania y ha presentado una «propuesta clara para que Turquía asuma la mayor corresponsabilidad posible»en la resolución del conflicto.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, sigue confiando en la influencia de Erdogan en Moscú. Durante una visita a Ankara a mediados de marzo, abogó por que Turquía desempeñara un papel activo en el inicio de las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania.
Aydintasbas afirma que Erdogan está intentando llegar a un acuerdo con sus aliados de la OTAN.
«Turquía es actualmente la fuerza más poderosa en el Mar Negro y está diciendo a sus homólogos occidentales, sus aliados, que a cambio de una respuesta contra Rusia, quiere apoyo en sus esfuerzos de modernización militar», declaró.
«El mensaje es: no lucharemos contra Rusia, pero nuestra firme presencia significa negarle a Rusia el control del Mar Negro».
«La UE no tiene influencia» sobre Turquía
Desde el inicio de la guerra de Ucrania en febrero de 2022, Turquía se ha negado a imponer sanciones contra Rusia y ha seguido comprando energía rusa, lo que a su vez ha alimentado la maquinaria bélica del Kremlin.
Algunos temen que la dependencia económica turca de Rusia la mantenga más cerca de Moscú que de Europa. Además de importar gas ruso a través del gasoducto TurkStream, Turquía envía la mayor parte de sus exportaciones agrícolas a Rusia y recibe a millones de turistas rusos cada año.
Mientras Rusia ha hecho avances en Turquía, la UE perdió toda influencia al congelar la solicitud de adhesión de Turquía. «La UE no tiene influencia porque no hay negociaciones sobre el proceso de adhesión de Turquía, ni sobre la profundización de la unión aduanera, ni sobre la liberalización de visados», enumera el exembajador turco Kuneralp.
Los expertos creen que, si bien unos lazos más estrechos con Turquía ofrecen importantes ventajas estratégicas para la UE, alejarse demasiado de los valores europeos podría también resultar contraproducente.