EL COMPONENTE INFLACIONARIO QUE NO PUEDE CONTROLAR EL BCR
Por César Gutiérrez
Para este año el Banco Central de Reserva (BCR) esperaba retornar a un rango de inflación (IPC) que no excediese el 3% anual, sin embargo, al cierre del mes de febrero el acumulado de 12 meses ha llegado a 6.15%. El 47% de este valor se explica por el incremento de precios de combustibles y alimentos, que no controla el ente emisor, y que mientras persista el conflicto Ucrania-Rusia, será una variable que estará presente.
En combustibles, la cotización del crudo a nivel internacional tendrá relación directa en el precio de gasoholes y diésel. A la fecha el referente para nuestro país, el West Texas Intermediate (WTI), se valoriza a 110 US$/barril, señal que aún no se recoge localmente y que empezará a percibirse la próxima semana.
Rusia es el segundo exportador mundial de crudo, detrás de Arabia Saudita, y en la matriz de demanda de energía de los Estados Unidos (EE UU) y Europa, los combustibles derivados del petróleo ocupan el primer lugar del consumo, a la vez que son importadores netos. Esto ha llevado al inesperado acercamiento del gobierno de Biden al de Nicolás Maduro, ante las sanciones a la producción rusa. No podemos esperar descenso significativo del precio del petróleo en el corto plazo.
En cuanto al gas licuado de petróleo (GLP)-utilizado en el 74% de los hogares peruanos- la producción nacional declinante y el incremento de la demanda, deviene en que la importación cada día sea mayor y la fijación del costo se haga en base al valor internacional que está muy influenciado por lo que marcan las transacciones comerciales de gas natural (GN), dado que su producción mayoritaria se obtiene en conjunto con este energético.
El GN ha tenido una impresionante escalada alcista, por la dependencia europea de la producción rusa, que abastece el 34% de su demanda tanto por red de ductos como gas natural licuado (LNG). En EE. UU. en la Costa del Golfo de México, el referente Henry Hub (estado de Louisiana) se cotiza por unidad de energía (MMBTU), en 4.64 US$/MMBTU, y en la costa este, en el estado de Maryland, el marcador usado (Algonquín) está en 10.31 US$/MMBTU.
En Europa los marcadores (NBP y Zeebrugge), están entre 53.85 y 54.39 US$/MMBTU; mientras que el referente asiático (JKM), ha llegado a 54.48 US$/MMBTU.
En cuanto a los alimentos, el alza del trigo y de los fertilizantes, principalmente los nitrogenados, donde la urea es el más representativo para nuestro país, desde el inicio del conflicto- 24 de febrero pasado- hasta la fecha, se ha producido un alza del 46%.
Tiempos complicados en términos de inflación que nos tocará vivir, el incremento del IPC golpeará muy fuerte a la población y generará una inevitable demanda por incremento salarial en el sector adecuadamente empleado.
Los sectores minero y agroexportador van a ser los primeros destinatarios del reclamo, pues hay allí masa laboral con cierto nivel de organización. El argumento por usar será que el alto valor de los metales y de los productos agroindustriales amerita mejoras al trabajador; la respuesta será que precios altos sostenidos terminan en recesión. Habrá disputa de todas maneras.
En el sector público, los sindicatos plantearán negociaciones colectivas exigiendo mejoría salarial, que en un Estado donde el crecimiento será magro, ante la falta de ejecución presupuestal y el nulo crecimiento de la inversión privada, el Presupuesto General de la República no puede asumir. Le esperan días difíciles al Ministro de Economía y Finanzas, Oscar Graham, que tomó el cargo teniendo como meta la reducción del déficit fiscal y la disminución del endeudamiento.