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«MADAME LE PEN, KEIKO, EL PENE Y LA VAGINA»

Escribe: Ricardo Vásquez Kunze

Le Pen deja en la presidencia a Macron—un golden boy sin daño para Francia—, Fujimori nos dejó a Castillo, en la que fue su última “hazaña” electoral luego de habernos facilitado la elección de Humala y a PPK.

Marine Le Pen ha perdido por segunda vez el balotaje frente a Emmanuel Macron. Solo en esto madame Le Pen se parece electoralmente a Keiko Fujimori—a quien le lleva muchísima ventaja en lo político—: ambas son capaces de llegar a una segunda vuelta, pero incapaces de ganarla. El antivoto es lo que las une.
Pero, para Francia, Le Pen representa el futuro o, al menos, una apuesta novedosa aunque polémica, mientras que Fujimori encarna el pasado de una narrativa noventera que no ha podido dar paso a un mensaje de futuro o de novedad. En tal sentido, Keiko no genera esas expectativas que necesitaría para ganar y en Le Pen, por el contrario, todavía habría muchas.
Me dice mi amigo Aldo Mariátegui que Le Pen tiene muchas probabilidades de hacerla a la tercera porque ya se ha normalizado su existencia política. No obstante, la de Keiko ya se normalizó hace rato y ya van tres derrotas sucesivas en segunda vuelta. Nunca será presidente. Otro asunto es que mientras allá la derrota de Le Pen deja en la presidencia a Macron—un golden boy sin daño para Francia—, Fujimori nos dejó a Castillo, en la que fue su última “hazaña” electoral luego de habernos facilitado la elección de Humala y a PPK.

se ha desatado todo un escándalo porque en la Bienal de Venecia el pabellón peruano exhibe una serie barata de grafitis, que incluyen un pene y una vagina cosida

Otro tema. En los pequeños circuitos limeños se ha desatado todo un escándalo porque en la Bienal de Venecia el pabellón peruano exhibe una serie barata de grafitis, que incluyen un pene y una vagina cosida en modo video. A mí lo que me escandaliza es que estos artistas (sic) sigan vendiendo la misma pose “contracultural” de hace más de cuarenta años, lo que revelaría que no tienen nada nuevo que mostrar, y que haya gente que los aplauda por ello. Sin embargo, me parece fantástica la ironía de que tales propuestas “contraculturales” resulten, en pleno siglo XXI, tan machistas y antifeministas.
No tengo la menor idea de si a los autores les salió el tiro por la culata, pero la reivindicación del pene en una cultura donde este está de capa caída por los continuos ataques de las “vaginas parlantes” me parece una idea redonda, sobre todo cuando en la exposición la vagina se tiene que callar porque la artista la cose.
La eterna discusión de si es arte o no se resuelve con el premio que eventualmente puedan ganar en Venecia las piezas en cuestión. Si ganan, valdrán mucho dinero y no será de extrañar que encontremos en la sala de un empresario el pene exhuberante o la vagina silente.

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