La oración es el lenguaje del espíritu, es la manera como nos relacionamos con aquella
presencia invisible que intuimos representa la divinidad; especialmente en los momentos de duda, decaimiento o preocupación, sentimos la necesidad de abrir nuestro corazón a aquella fuerza superior capaz de renovar la esperanza, la misma que se aviva con nuestra propia fe.
La fe sintetiza y canaliza el poder de nuestras convicciones; para transitar por los caminos de lo inusual, lo sobrenatural o milagroso, necesitamos primero creer y después confiar.
Si realmente creemos que formamos parte de un Todo Superior, si nos sentimos parte de aquel orden perfecto del Universo, si hemos superado nuestras limitaciones racionales y rompemos los parámetros mentales que esquematizan el conocimiento y cortan el proceso de expansión que la imaginación, la creatividad y la innovación suelen desafiar; entonces podemos sortearlas fronteras de lo imposible y desafiar los muros del temor, podemos empoderarnos y obtener la seguridad suficiente para responder por nuestras pensamientos, sentimientos y principalmente por nuestros actos, eso es tener convicción.
Solemos orar para pedir y lo hacemos, por lo general, rezando de manera automática y
repetitiva, cuando bien podemos agregar valor a nuestra intención y comenzar dándole una dosis de consciencia a nuestra reflexión; entonces, dejamos solo de pedir y simplemente comenzamos por agradecer y bendecir; pues la gratitud es la oración positiva más generosa que expande con un efecto multiplicador las frecuencias de energía que emitimos, posibilitan que recibamos respuestas de igual o superior vibración.
MEDITACION
La meditación es una técnica que nos conduce a aquietar la mente y el cuerpo para nuestros flujos energéticos a través de una dinámica de contracción y expansión suave,
simple, sencilla, donde dejamos de racionalizar, pensar, hacer y actuar dentro de ese todo
agitado, desordenado y caótico en el que sobrevivimos y nos preparamos para ser, sentir, vivir y fluir en el orden, la paz, armonía y calma.
La respiración consciente es esencial en los procesos de meditación; el exhalar, contener y
aspirar con ritmo, frecuencia y profundidad nos ayudan en el proceso orientado a dirigir,
enfocar y concentrar todo nuestro pensamiento, sentimiento y energía en una determinada porción de nuestro cuerpo, en un paisaje soñado, en un deseo no manifestado, en un estado de bienestar anhelado, o en cualquier circunstancia en la que decidimos intervenir para manifestar, aceptar y valorar, disfrutar y asimilar los designios de la vida.
Nuestro crecimiento espiritual requiere un flujo de comunicación efectiva con los activos
invisibles del alma y el espíritu que no solo se alimentan y recrean con el poder de la oración sino sobre todo se conectan con las poderosas energías vibracionales del universo cuyo poder y capacidad podrá fluir a través de nosotros, procurarnos paz interior y estados de plenitud, realización y bienestar, en esta práctica de la meditación, entendida como concentración interior, nos ayuda a experimentar el potencial espiritual profundizando los beneficiosos estados descritos y manteniendo todo nuestro Ser en equilibrio.
SER ESPIRITUAL
La espiritualidad es a la teoría lo que el ser espiritual es a la práctica, la espiritualidad se
profesa, se explica, se describe; el Ser Espiritual simplemente se vive. Ni la oración ni la meditación son expresiones exclusivas de la religión, como hemos afirmado en alguna ocasión (Articulo “La Religión del Espíritu”), la religión es una creación humana que cumple una función ética, moral y dominante en la estructura social, por eso en un contexto de libertad, únicamente avalamos y suscribimos la “religión del espíritu” que se manifiesta espontánea y directa con la divinidad en la que confiamos.
La oración y la meditación son prácticas espirituales que activan nuestro ser integral tratando de hacer consciente nuestro potencial divino.
Los estados de consciencia más elevados reconocen la importancia del espíritu y su función para ser y trascender; es a través de la oración positiva, agradecida y desprendida junto a la meditación reflexiva y profunda como podemos integrarnos con nuestra naturaleza interior y descubrir el Ser Esencial que vive desde siempre, por por siempre y para siempre en el Amor Infinito, la fuente que todo lo sabe, todo lo puede y todo lo crea. Confía.
Presta atención, eleva una oración consciente, medita y concéntrate en tu interior, respira con profundidad, despeja tu mente, vive solo el presente, el aquí y el ahora; entonces estarás inspirado que en la práctica significa; Ser uno con el Espíritu, haber despertado.