América Latina está viviendo el ciclo del “populismo multicolor”, “populismos de izquierda y populismos de derecha con mucho descrédito de la clase política”, estima un analista. Pero cada país es diferente y estos giros se darían por “una coincidencia como parte de la alternancia”.
El triunfo en la primera vuelta de Gustavo Petro en Colombia, la cómoda victoria de Gabriel Boric recientemente en Chile y el retorno al ruedo electoral de Lula da Silva en Brasil, en noviembre próximo, han reforzado los liderazgos de izquierda en la región. Esas conquistas se suman a los gobiernos de esa tendencia ya instalados en muchos países como Bolivia, Argentina, Perú, Venezuela, Nicaragua y Cuba, entre otros.
Pero, ¿está efectivamente el continente girando a la izquierda?
Según el analista José Rafael Vilar, miembro de la Asociación Iberoamericana de Consultores Políticos y de la Organización de Consultores Políticos de América Latina, “en Latinoamérica somos cíclicos”.
Por ello hace una revisión desde finales de los años 50, cuando se tuvieron períodos democráticos, guerrillas, dictaduras con Plan Cóndor, redemocratizaciones, neoliberalismo, socialismo del s. XXI, nuevamente liberalismo (sin el “neo”) y otro “giro”, más que “a la izquierda”, al que llama “populismo multicolor”: populismos de izquierda y populismos de derecha, “que de ambos hay, con mucho descrédito de la clase política”.
“Hoy en la región tenemos populismos de derecha (Bolsonaro, incluyo a Rodrigo Chaves y Nayib Bukele), de izquierda (López Obrador, Castillo, Xiomara Castro, Alberto Fernández, Luis Arce y Nicolás Maduro) y melindres desde la izquierda, como Boric”, explica.
Y añade que la posibilidad de que Lula gane en Brasil “sólo variaría la posición del dial” y gane Petro o Hernández sería populismo “a lo Maduro”. “No creo en el distanciamiento de los últimos tiempos, o el populismo, quizás, a lo Bukele –más gestión de populismo tecnocrático, como ya fue la de Hernández como alcalde– a lo de Chaves”.
Lo que pasa en Colombia es muy distinto y tiene un impacto muy diferente a lo que pasa en Argentina o en Perú o Brasil
Según la opinión del analista peruano Carlos Ugo Santander, en América Latina hay una presencia que se viene instalando, asociada a los partidos conservadores, con discurso tipo Donald Trump, y no todas las propuestas que se han aproximado en procesos electorales han sido tan homogéneas.
“En el caso de Perú, no podemos decir que Keiko Fujimori era de extrema derecha, tenía algo de conservadora, la oferta de centro y centro derecha es más heterogénea. La izquierda también ha sido bastante heterogénea; Lula no es lo mismo que Correa, es más parecido a López Obrador”, observa y recalca que lo primero es reconocer esa heterogeneidad de movimientos y la particularidad en cada escenario electoral.
“Los giros me parecen que son más una coincidencia como parte de la alternancia y las estrategias que se desarrollan en las campañas. Puede ser al desgaste, en el caso de Perú, de un conjunto de políticas que no han generado expectativas; y la estrategia de Pedro Castillo de construir una fuerza política desde el interior para ganar una elección. Eso es diferente al caso de Lula, es diferente en el caso de Alberto Fernández en Argentina, inclusive de Arce en Bolivia”, apunta.
“Creo que depende mucho de esa coincidencia, ese conjunto de agujas que apuntan para un solo lugar, tiene que ver mucho con esa heterogeneidad de contextos sociales, que me parece que tienen que ver mucho más con la alternancia que con la construcción de identidades homogéneas en todo el continente. Lo que pasa en Colombia es muy distinto y tiene un impacto muy diferente a lo que pasa en Argentina o en Perú o Brasil”, asegura.
Por ello sostiene que tal vez de acá a unos cinco o diez años la región podría volver a hacer un giro hacia la derecha. “Buscarle una explicación determinística es complicado; la gente fuerza mucho una variable en común para poder generalizar, lo que es bastante exagerado”.
El caso de Colombia
La izquierda nunca ha tenido un espacio para gobernar. La probabilidad de que gane Rodolfo Hernández es muy alta porque el electorado en Colombia es bastante conservador
Según Vilar, en la primera vuelta de las elecciones en Colombia, los partidos de centro, centroderecha y derecha –los liberales y conservadores que se han alternado en el poder desde finales de la década de 1840; Cambio Radical; Centro Democrático– no se arriesgaron a poner candidatos presidenciales –sí al Congreso, pero esa es otra dinámica– y los candidatos que los representaban programáticamente, como Fico Gutiérrez, fracasaron por ese rechazo a la clase política.
“En esta elección alrededor de Petro, que no es outsider porque ya ha sido senador y alcalde de Bogotá, donde ganó ahora su principal apoyo, se reunió un amplio espectro desde la centroizquierda (que no fue a Fajardo) hasta la izquierda radical. Pero no es cierta la afirmación que he leído que la izquierda logró su mejor resultado en Colombia: el mismo Petro obtuvo 41,77% en 2018 (segunda vuelta), casi 1,5% más que ahora”, sostiene.
Petro ganó esta primera vuelta en Bogotá y en todos los departamentos periféricos al centro (menos Medellín, que ganó Gutiérrez) mientras Hernández ganó en el centro del país.
“Para la segunda vuelta a Petro le falta casi el 10% (con el apoyo de Fajardo no le alcanzaría) y a Hernández, si se le suman los votos de Gutiérrez que pidió a sus votantes el apoyo para él, incluso le sobraría un 2%; entre los tres tuvieron más del 92% de todos los votos efectivos. El quid estará en el 45% que no votó en primera vuelta”, analiza.
Y en la visión de Santander, Colombia es la insistencia de una perspectiva conservadora, de centro derecha.
“La izquierda nunca ha tenido un espacio para gobernar. La probabilidad de que gane Rodolfo Hernández es muy alta porque el electorado en Colombia es bastante conservador, excepto por la estrategia que pueda aplicar Petro, si se va para el centro sería lo más inteligente, pero Hernández, un populista de derecha, tiene muchas más ventajas”, estima.
“La probabilidad de que gane Hernández es muy alta, porque el electorado en Colombia es bastante conservador, excepto por la estrategia que pueda aplicar Gustavo Petro”.
Lula y Brasil
“Lo que se busca que Lula gane en primera vuelta. Lo único que perturbaría esa elección es que el presidente que pierda no reconozca los resultados y busque ensuciar el proceso.
Según una última encuesta divulgada el 19 de mayo, Bolsonaro cuenta con 39% de intención de voto, mientras que Lula aglutina a un 46%, escenario que de repetirse en las elecciones de noviembre daría paso a una segunda vuelta electoral.
“El electorado considerado de centro se muestra desencantado y frustrado con el gobierno bolsonarista, al que percibe como agresivo y violento. Sin embargo, también se había decepcionado de los gobiernos del Partido de los Trabajadores, por los que apostó en su momento”, estimó la analista Esther Solano.
En la visión de Santander, en Brasil hay un desgaste muy claro de Bolsonaro, por lo que la probabilidad de que Lula pueda ganar, en el primer o segundo turno, es alta.
“Los gobiernos pautados por la ideología no consiguen traducir propuestas concretas que respondan a las necesidades de la gente. Bolsonaro vino con el cuento de que iba a combatir el comunismo, que iba a defender a la familia cristiana y tradicional, que iba a defender la libertad armando a la gente, cosas de esa naturaleza. Todas esas pautas no consiguieron traducirse en términos concretos que puedan a afectar la vida cotidiana de los brasileños”, explica.
A eso se le debe añadir el arribo de la pandemia, marcada por el negacionismo de Bolsonaro y la muerte de miles de brasileños, la inflación y el desempleo.
“Inflación, desempleo, incapacidad de dar respuesta a la recuperación económica pospandemia y ese discurso pautado por la ideología y por las acusaciones de corrupción contra el gobierno, le han generado un desgaste significativo a Bolsonaro y será muy difícil que hasta octubre se reponga la situación social, de alivio a la pobreza y que sus congresistas puedan ser reelegidos”, anticipa.
“Lo que se busca que Lula gane en primera vuelta. Lo único que perturbaría esa elección es que el presidente que pierda no reconozca los resultados y busque ensuciar el proceso. Pero hoy Bolsonaro está estancado y todo ese paquete de bondades que está soltando en plena campaña electoral no está dando resultados”, considera el politólogo.
Según el analista, el antipetismo, que era una corriente importante, se ha dividido. Existe, pero no en la magnitud de que un segmento de la gente que no cree en el Partido de los Trabajadores no vote por Lula. “Incluso entre los liberales, que pueden apostar por partidos de extrema derecha, ahora están dispuestos a votar por un candidato de izquierda, que también ha demostrado moderación”, dice.
Hay diferencias
“Boric, por ejemplo, no se parece a Fernández, ni Petro a ambos, aunque están del lado de la izquierda. Y lo de Colombia aún no está cerrado”
Para Federico Finchelstein, profesor de Historia en la New School for Social Research de Nueva York, Boric, Fernández y Petro vienen de situaciones distintas, de lugares distintos, incluso marcados por diferencias generacionales.
“Boric, por ejemplo, no se parece a Fernández, ni Petro a ambos, aunque están del lado de la izquierda. Y lo de Colombia aún no está cerrado”, aclara.
En su visión, la respuesta de la derecha es la que es similar, donde el finalista es un populista de extrema derecha (Hernández) y al que la derecha tradicional apoyaría.
“Yo veo más paralelismos y similitudes en las derechas que en las izquierdas. Las izquierdas, por ejemplo en Bolivia, en Colombia , Argentina o Brasil parecen tener más diversidad que estas nuevas alianzas de populismos de derecha con extremos conservadores”, estima Finchelstein.