CHILE EN GUERRA CONTRA BANDAS VENEZOLANAS
La organización criminal se fortaleció en la Venezuela chavista y se esparció por Perú, Colombia, Bolivia y Brasil, según el centro de pensamiento internacional InSight Crime. Podría afectar la minería, la pesca o la agricultura, dependiendo de qué actividad sea rentable
Expertos en crimen y seguridad analizan a esta agrupación que preocupa al Gobierno de Chile, por la gravedad de sus ataques y crímenes. Proponen de manera urgente que se imponga un mayor control de las fronteras y de la inmigración ilegal.
Un procedimiento ejercido el 16 de junio por alrededor de 100 detectives bajo el mandato de la Policía de Investigaciones (PDI) y la Unidad de Análisis Criminal de la Fiscalía de Arica, logró derribar a una de las bandas enlazadas al venezolano “Tren de Aragua”, llamada “Los Gallegos”.
¿Cómo operaba esta subunidad?: Cometiendo delitos relacionados a drogas, tráfico de personas, armas y homicidios. En la zona se detuvo a once personas y se encontró un cadáver.
¿Por qué provocó tanta inquietud este operativo?: Debido a que generó un punto de inflexión en la seguridad del país, dado que fueron incautados armamentos, munición, chalecos antibala y drogas.
El subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, explicó que “hay que tomar en cuenta que en este continente se encuentran tres de las cinco organizaciones más peligrosas del mundo: el Tren de Aragua, Jalisco Nueva Generación y el Cartel de Sinaloa. Todas estas organizaciones ya tienen influencia o presencia en Chile», aseguró, insistiendo en la gravedad del asunto, según un informe publicado en Las Últimas Noticias –LUN- firmado por la periodista Katherine Correa.
La diferencia con los cárteles
“La principal diferencia de esta organización criminal, con bandas o grupos nacionales, es básicamente la violencia con la que efectúan sus delitos, ese es su sello, ya que no solo tiene como fin la obtención de sus objetivos, sino que también el de intimidar a posibles bandas rivales. Es una demostración de fuerza, una táctica empleada por otras organizaciones delictivas”, dice Rubén Lozano Gómez, perfilista criminal y director pericial de forenses (centro de servicios forenses).
“Lo que ellos hacen con sus víctimas, no es muy lejano a lo que hacen grupos de medio oriente o algunos carteles mexicanos, como los Zetas o los caballeros templarios”, agrega Lozano, recalcando que “lamentablemente, esto puede provocar que otras bandas que quieran hacerles frente, buscarán replicar la violencia ejercida y a su vez superarla, por lo que la posibilidad de ver delitos cada vez más violentos es muy grande”, advirtió.
Según el centro de pensamientos internacional InSight Crime -fundación que estudia la seguridad de Latinoamérica y el Caribe- el Tren de Aragua tiene sus orígenes en Venezuela, en el año 2007. El grupo se esparció por países como Perú, Colombia, Bolivia, Brasil y Chile.
A su vez, se pudo obtener la estadística gracias al Observatorio del Narcotráfico del Ministerio Público, quienes informaron la creciente amenaza de estas bandas criminales en el país, teniendo como alza en materias de delito los años 2020 y 2021. Esto demostró un aumento en la violencia dentro de las cárceles, así como crímenes exportados que no se solían ver con recurrencia en el país, es decir, que se comenzó a ver la forma de operar de un cartel criminal, que cuenta con municiones y desplazamiento superior a delincuentes comunes.
Mayor impacto de la violencia
Lozano confirma que “la gravedad de la presencia de esta organización, radica en que Chile no estaba acostumbrado a la forma de ejecución de estos delitos, por lo que el impacto de la violencia es mayor, lo que causa más temor en la población ya que aumenta su sensación de inseguridad”, estima.
Insiste en que “respecto a qué regiones puede afectar, lamentablemente como han demostrado capacidad de adaptación y diversificación de actividades, pueden llegar a afectar a todo el país. Incluso, en algunos lugares se podrían presentar delitos que no son vistos en otra región, pero que son realizados por la misma organización, por ejemplo, se podría tener por un lado la explotación sexual, mientras que en otra región podrían afectar labores propias de la minería, la pesca o la agricultura y así sucesivamente dependiendo de qué actividad sea rentable con cada lugar”, establece.
Las consecuencias que trae este cartel
Rodrigo Marcos, presidente del Colegio de Criminalistas de Chile (COLCRIM) -que tiene como fin promover y fomentar diversos proyectos y estudios relacionados a su área- dice que las implicancias que traen estos carteles, son “que las otras bandas extranjeras que presencian estas muestras de violencia en el país, empiezan a actuar de la misma forma para asegurarse y no perder terreno”, aludiendo a que es una manera de asentarse en Chile debido al enfrentamiento mutuo por poder.
“Debido a esto veremos una escalada en la violencia -que ya estamos viendo- las cuales irán empeorando con el tiempo. Es por eso que, las medidas que deberían tomarse, son bien específicas”, aseguró Marcos, recalcando en las siguientes: Tener un mayor control de las fronteras, mantener un control de la inmigración ilegal y establecer normas que puedan generar restricciones legales respecto al ingreso de estos carteles
“Chile enfrenta un ciclo de crimen organizado”
Gendarmería de Chile otorgó datos respecto a esta banda internacional, indicando que “al 30 de abril de 2021, se ha identificado un total de 570 bandas criminales recluidas en los recintos penitenciarios a nivel nacional, que considera un total de 1936 integrantes; de ellos, 1534 chilenos y 402 extranjeros -de estos últimos, 144 corresponden a internos de nacionalidad colombiana, que constituye la mayor presencia de extranjeros-«.
Ante esto, la Fiscalía advirtió que “nos enfrentamos a un ciclo de crecimiento del crimen organizado en Chile. Como hemos visto, este proceso está caracterizado por el surgimiento de nuevos protagonistas, entre los que se cuentan peligrosas organizaciones extranjeras que han decidido iniciar su operación en suelo chileno», concluyendo que, aunque se lleven a cabo operaciones de detención, los episodios necesitan reformas distintas por la agresividad con la que actúan en el país, hecho en el que está trabajando el Ministerio del Interior y Seguridad Pública.
En Perú también ataca…
Informes de la prensa peruana dieron cuenta el pasado 10 de abril que la Policía Nacional detuvo en el Callao a tres delincuentes que forman parte de la banda criminal que está comandada por su máximo líder al interior de la prisión de Tocorón (Venezuela), Héctor Rustheford Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”.
Los delincuentes compartían el quinto piso de una vivienda donde los agentes encontraron drogas, una granada, y anotaciones de lo que serían sus contactos de una organización de trata de blancas y de prostitución de la que obligan a ser parte a jóvenes venezolana y colombiana.
La organización, que según trascendidos contaría con el respaldo de altos funcionarios del régimen chavista de Nicolás Maduro con el objetivo de “descongestionar sus cárceles y desestabilizar a los países de la región, principalmente a Chile y Perú, ha logrado infiltrarse en territorio peruano por la frontera norte que, a pesar de los constante llamados de las autoridades de Tumbes y Piura, no ha merecido la atención del gobierno de Castillo Terrones.
“Una maquinaria de prostitución, extorsión y venta de droga…”
Una fuente policial aseguró a GUIK.pe que en los últimos asaltos habido en Piura se ha advertido a presencia de individuos pertenecientes a esa “maquinaria asesina”, por la forma como se organizan para asaltar restaurantes, paseos campestres y extorsionar a los propietarios “hasta de pequeñas bodeguitas de barrio”.
“Los asaltos están bien sincronizados y por la forma como esgrimen sus armas hacen pensar que han recibido entrenamiento”. Pero, además, se tienen informes que estos individuos han montado en la región una vasta red de prostitución, venta de droga y extorsión que afecta las actividades económicas y comerciales por la creciente inseguridad en esta parte del norte del país en la que ya se cuentan 60 asesinatos.