Tras el asesinato de Daria Dungina en un atentado cercano a Moscú, volvió a poner la atención sobre su padre, Alexander Duguin, con quien compartía la misma ideología y gozaba de una importante exposición mediática en Rusia.
Es un teórico del neoeurasianismo, corriente de pensamiento antiliberal que aboga una alianza entre Europa y Asia liderada por Rusia
El filósofo ultranacionalista Alexander Duguin y su hija Daria Duguina el pasado sábado en un atentado compartían la misma ideología y gozaban de una importante exposición mediática en Rusia si bien su influencia en el Kremlin es objeto de debate.
Alexander Duguin, de 60 años, se hizo conocido en Rusia en los años 1990 en el caos intelectual que siguió al hundimiento del sistema comunista. Durante un tiempo estuvo alineado con el escritor Eduard Limonov, promotor de un partido de oposición «nacional-bolchevique».
Teórico del neoeurasianismo, corriente de pensamiento antiliberal que aboga una alianza entre Europa y Asia liderada por Rusia, es habitual de los platós televisivos, reconocible por su larga barba que le confiere aires de profeta.
Aunque hay quienes lo cuestionan, Alexander Duguin ha alardeado de influir en la ideología del presidente ruso, Vladimir Putin, que transmitió sus condolencias personales al filósofo tras la muerte de Daria Duguina, de 29 años, denunciada por Moscú como un acto de los servicios secretos ucranianos.
«En tanto que periodista, científica, filósofa y corresponsal de guerra, sirvió al pueblo y a la patria con sinceridad, ilustrando con sus actos lo que quiere decir ser una patriota rusa», afirmó Putin.
Relacionada con la extrema derecha occidental
En el contexto del opaco sistema de poder ruso, hay observadores que ponen en duda los vínculos reales de los Duguin con el Kremlin.
Putin jamás se ha mostrado en público con el filósofo e incluso en el pasado criticó a los ultranacionalistas, considerados un peligro en la multiétnica Rusia.
Real o simulada, la proximidad -aunque solo sea ideológica- de Duguin con el presidente ruso le ha valido represalias bien reales: desde 2014, tras la anexión rusa de Crimea, el ultranacionalista sufre sanciones de la Unión Europea y Estados Unidos.
En los últimos años, algunas de sus ideas radicales parecen haber calado realmente en el Kremlin, que se lanzó a Ucrania en una ofensiva militar denunciada como un intento de reconstruir el desaparecido imperio ruso.
Siguiendo los pasos de su padre, su hija Daria, nacida en 1992, había comenzado en los últimos años a hacerse un nombre en los medios públicos rusos.
Apodada Daria Platonova por sus estudios en filosofía, trabajó con medios pro-kremlin como cadena Russia Today y «Tsargrad».
Y, como su padre, después de estudiar en Burdeos, en el suroeste de Francia, había empezado a relacionarse con figuras de la extrema derecha en Europa occidental. Entre ellas, algunas cercanas a la líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen.
Daria Duguina también viajó a los territorios separatistas del este de Ucrania como corresponsal en plena ofensiva de las tropas rusas, que los Duguin defendían con entusiasmo.
Y también acabó sancionada por Estados Unidos y Reino Unido.
El sábado, padre e hija regresaban juntos, aunque en distintos coches, de un festival cultural conservador en la región de Moscú cuando el coche que conducía Duguina explotó.
En su última entrevista, grabada poco antes de su muerte, cargó contra el «racismo»de los derechos humanos y la homosexualidad, asegurando que con el ataque en Ucrania, acabaría con el «peligroso totalitarismo occidental».