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DINAMITA

Escribe: César Campos R.

 

Dina es pura dinamita… para Castillo y su banda.

 

Recuerdo la divertida canción “El hombre puso nombre a los animales” con la que Joaquín Sabina, Javier Krahe y Alberto Pérez deleitaron a su público de La Mandrágora en Madrid a inicios de los años 80 del siglo pasado. “Vio un bicho nadando por el canal de Suez y le puso pez… ¿Qué gilipollez!”, reza parte de la misma.
Me ha hecho acordar a Pedro Castillo y al conjunto de ministros leguleyos denominando “negación de la confianza” el rechazo del Parlamento al proyecto oficialista que planteaba la derogatoria de la ley 313399. Como tenía que ser, el Tribunal Constitucional puso freno a la inútil iniciativa de Castillo –la cual buscaba un pretexto para disolver el Congreso– concediendo una medida cautelar a favor del Legislativo y ordenando al Gobierno suspender cualquier efecto de libre interpretación de la denegatoria de la confianza. Tremenda gilipollez.
Esta nueva derrota jurídica de Castillo precariza aún más su permanencia en la jefatura del Estado y se da en simultáneo a la aprobación del tercer pedido de vacancia. Castillo confía en dilatar el revés político habiendo conseguido que los tres presidentes latinoamericanos de la alianza del Pacífico (Andrés M. López Obrador, Gustavo Petro y Gabriel Boric) se den cita en Lima el 14 de diciembre. Busca un paréntesis olvidando que Juan Velasco inauguró el encuentro del movimiento No Alineado el 27 de agosto de 1975, el cual fue clausurado por su inesperado sucesor de facto Francisco Morales Bermúdez el 30. En el Perú todo puede pasar.
Y es la sucesión de Castillo la que estos días se discute con más ahínco. La posibilidad de que la vicepresidenta Dina Boluarte asuma la primera magistratura empieza a evaluarse de manera condescendiente, incluso entre personas insospechadas de simpatías pro gubernamentales como Jaime de Althaus, quien ha escrito en el portal Lampadia: “Quizá sea el momento de conversar con Dina Boluarte para ver la factibilidad de armar con ella un gabinete serio que pueda comenzar a recuperar la tecnocracia que ha sido expulsada de las entidades estatales, a derogar decretos que frenan toda inversión y dañan la generación de empleo, y dictar lineamientos que permitan reactivar la inversión privada que es la fuente del empleo y de los ingresos fiscales”.
Otros como Fernando Rospigliosi no creen que Boluarte sea una solución porque forma parte del mismo desaguisado oficialista. Pero Boluarte, como se sabe, ya marcó distancia de Castillo y su banda. Tiene cerca al exministro Jorge Nieto pero también quiere en su entorno al exdefensor del Pueblo, Walter Gutiérrez, por quien guarda aprecio desde sus días gremialistas en el Colegio de Abogados. Ya brinda discursos de estadista como lo hizo en la recepción por el día nacional de los Emiratos Árabes Unidos el jueves 1. Y motiva la irritada reacción de los felpudos de Castillo como Alejandro Salas quien el viernes recordó que Boluarte prometió renunciar en caso vacaran al Presidente.
Dina es pura dinamita… para Castillo y su banda.

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