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«SI NO ERES PARTE DE LA SOLUCIÓN ENTONCES ERES PARTE DEL PROBLEMA»

Hizo bien la presidenta Dina Boluarte en aceptar de inmediato las renuncias de los ministros de Educación y Cultura, quienes desnudaron su orfandad de visión de Estado y terminaron ubicándose en la orilla de los enemigos de la democracia. Es inaceptable que los salientes secretarios de Estado no entiendan que aquí los derechos ciudadanos son exclusividad de quienes respetan el imperio de la Ley. Es condenable, además, que estos dos desubicados integrantes del Gabinete, pretendan culpar a las fuerzas del orden de la criminal ola de violencia que ya cobró la vida de 21 peruanos, cientos de heridos de consideración, además de millones de soles en pérdidas materiales.

 

Si la señora Boluarte no entiende el reto que le esta imponiendo la historia, entonces, al igual que los ministros renunciantes debe dar un paso al costado. Recuerde lo que aprendió en su juventud; «si no es parte de la solución, es parte del problema».

 

No puede ser posible que quienes integren en estos momentos el aparato estatal apoyen la narrativa violentista del vandalismo. Del mismo modo, es curioso como, al igual que algunos medios y organismos no gubernamentales, no hayan condenado las muertes desde un principio, o que no se hayan pronunciado -en su momento-  por los miles de peruanos secuestrados y maltratados en algunas regiones del país por hordas de criminales.
Lo señalado revela, además, hasta donde puede llegar la infiltración de los enemigos del país en el aparato estatal. De ahí que la actual administración gubernamental entienda que debe tomar en serio una impostergable purga de la burocracia roja y sus aliados «caviares» .  El gobierno debe revisar todos sus cuadros «técnicos» y de dirección,  desde la Presidencia del Consejo de Ministros hasta la propia Dirección Nacional de Inteligencia.
Igualmente, es imperativo entender que no podemos caer en una agenda impuesta por los títeres criollos del denominado Socialismo del Siglo XXI. No cabe duda que aquí se está librando una batalla frontal contra la elite comandada por el cubano Miguel Diaz-Canel y sus acólitos Maduro, Petro y Ortega, entre otros. El país debe tomar nota que la algarada violentista es parte de un trabajo bien planificado desde hace poco más de un año por operadores internacionales en complicidad con los grupos subversivos locales que han aprovechado muchos medios radiales y televisivos del interior para alentar la violencia y el sabotaje a la propiedad privada.
La injerencia extranjera, como la promocionada por el díscolo presidente azteca Andrés López Obrador y sus compinches, es inaceptable y, por consiguiente, hizo bien nuestra Cancillería en llamar a consulta a sus embajadores en un acto de protesta. Pero además, en esa misma línea, debe expulsar de inmediato al embajador cubano Carlos Rafael Zamora, sindicado como potencial azuzador de los actos de terror ocurridos en el país.

La democracia no puede ceder ante la oclocracia, eficiente disfraz de la intromisión comunista en nuestras tierras.

La insistente arenga del enfrenamiento entre peruanos ha sido sido el evangelio de cada día del gobierno de Pedro Castillo y sus socios. Por 17 meses consecutivos han pr0movido el odio y el racismo, han pretendido llevar al país hacia una Asamblea Constituyente para, a través de ella, lograr su objetivo: mantenerse en el poder como los Ortega o los Maduros de la región.
La presidenta debe entender que si bien se necesita entrar a un proceso de transición democrática, este no puede ser impuesto por la turba. La democracia no puede ceder ante la oclocracia, eficiente disfraz de la intromisión comunista en nuestras tierras. El Perú requiere de una agenda mínima que contemple el manejo del conflicto social, reinstaurar el principio de autoridad, precisar el derrotero del proceso económico de cara a los próximos meses así como atender las reformas necesarias para entrar a un proceso electoral transparente y verdaderamente democrático, desterrando la demagogia, la improvisación y a los aventureros de siempre.
Si la señora Boluarte no entiende el reto que le esta imponiendo la historia, entonces, al igual que los ministros renunciantes debe dar un paso al costado. Recuerde lo que aprendió en su juventud; «si no es parte de la solución, es parte del problema». ¿Se acuerda? (GUIK:PE)

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