LA ÉTICA DE LA CIENCIA
Escribe: María del Pilar Tello
los chilenos con un Parlamento mucho más atento han logrado ser pioneros en una legislación que el mundo admira, aquella que concierne a la protección de la mente y de los llamados neuroderechos. Somos vecinos. pero hay mucha distancia entre las inquietudes que animan a nuestros respectivos parlamentos.
La ciencia es hoy un actor poderoso que se manifiesta en cada algoritmo que nos dirige, en cada máquina que toma una decisión autónoma, en cada avance que nos sorprende. La ciencia es hoy un tema de poder y por tanto de política, la tecnología es el puente para lograr un triángulo virtuoso entre empresarios de la ciencia, estado y universidad que no se logrará sin la presencia de la ética
De ahí viene la formación del Grupo Europeo sobre Ética de la Ciencia y las Nuevas Tecnologías que en sus primeras declaraciones advertía claramente:
“La Inteligencia Artificial en la forma de aprendizaje automático, especialmente el ‘aprendizaje profundo’ que se alimenta de datos masivos, se está volviendo cada vez más poderosa. Así mismo, la IA se aplica en mayor medida a nuevos productos y servicios digitales, en los sectores público y privado y en contextos militares como civiles. El funcionamiento interno de la IA puede ser extremadamente difícil o imposible de monitorear, explicar y evaluar críticamente. Además, las capacidades avanzadas de la IA se están acumulando en manos del sector privado y con derechos exclusivos.”[1]
De esta declaración fundamental desprendemos dos ideas que son clave para compartir el mundo en que vivimos impactado por la revolución tecnológica:
-
La Inteligencia Artificial está avanzando de manera descontrolada y puede llegar al punto de ser difícil o imposible la prevención de los problemas que podría causar y,
-
Su poder seacumula en manos privadas con derechos exclusivos.