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SECTAS IMAGINARIAS

Escribe:  Antero Flores-Araoz

 

En lo político es muy frecuente hablar del sectarismo, pero más frecuente aún es el aplicar el término a algunas personas individuales, por la sola motivación de disentir.

 

Vuelvo con el tema pues siguen mentes, probablemente afiebradas, teniendo visiones extrañas de sectas, sectarismo y sectarios por doquier.
La apreciación expuesta, se da principalmente en dos ámbitos muy diferentes, el primero en el religioso, en que falsamente denominan como sectas congregaciones, sociedades eclesiásticas y hasta entidades apostólicas en la Iglesia Católica y ni que decir, de las diversas iglesias evangélicas que, por no contar con una estructura jerarquizada, muchas veces confunde a algunas de ellas como sectas.
El segundo ámbito en que se oye de sectario, más que de organizaciones, es de personas naturales que ejercen política. Cuando las razones que se exponen, por más certeras que puedan ser, no convencen a algunas otras personas inmersas en la actividad política, se les califica irresponsablemente como sectarios, simplemente por no seguir el amén a quienes hacen las apreciaciones o porque los participantes del dialogo tienen una forma de pensar y no dan su brazo a torcer.
Ojo, y no decimos que no han existido o no existan en la existan en la actualidad sectas y personas sectarias, sino que no hay que hacer falsas generalizaciones ni tampoco confundir a las firmes de las que no tienen viso alguno de serlo. La Historia nos demuestra que desde antiguos han existido sectas, pero que no necesariamente lo son, todas a las que se atribuye el calificativo.
Algunos diccionarios o glosarios que se auto califican como especializados, definen como sectas a movimientos minoritarios que son disidentes, otorgando a la disidencia un carácter peyorativo que no necesariamente lo tiene, con también la Historia ha sido testigo de ello, más aun lo calificado inicialmente como secta, con el tiempo su crecimiento demuestra ciertas veces lo contrario.
Hay también quienes consideran secta, al grupo que se aparta de lo considerado pensamiento ortodoxo, tradicional o conservador, como si las organizaciones y las personas individuales no evolucionaran aunque no necesariamente para bien.
Más adecuado parecería ser la expresión del Diccionario de la Real Academia Española, en que secta serían agrupaciones cerradas, que suelen instalarse en lugares apartados y que no permiten que el resto de la sociedad conozca sus prácticas en detalle. Otra acepción también valedera sería el conjunto de creyentes en una doctrina o de fieles a una religión, que el hablante considera falsa.
En lo político es muy frecuente hablar del sectarismo, pero más frecuente aún es el aplicar el término a algunas personas individuales, por la sola motivación de disentir.
Si hacemos un análisis muy elemental de algunas organizaciones religiosas a las que algunos tildan de secta, o también de organizaciones políticas con la misma apreciación, llegamos a la conclusión que tal denominación es inapropiada en infinidad de los casos, por lo que hay que ser muy severos y prolijos antes de hacer irresponsables declaraciones que, por lo demás, no solamente son falsas, sino que afectan el prestigio, buen nombre y reputación de instituciones e individualidades.

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