EL PODER DE LAS AFIRMACIONES
Por Gustavo Blanco Ocharan
gblancociticars@gmail.com
Nos convertimos en lo que pensamos; la frase de Rene Descartes; “Pienso, luego existo” (“Cogito, ergo sum”), que en la traducción exacta es “pienso luego soy”, resume bien el poder del pensamiento, la importancia del racionalismo en la filosofía moderna y su incidencia en la vida ordinaria.
El ser humano cuenta tanto con el atributo de la razón como con la sofisticada herramienta biológica que la produce el cerebro, órgano del cual aún se siguen haciendo sorprendentes hallazgos que nos permiten conocer más sobre su potencial, por ejemplo, hoy sabemos que la función cerebral no se reduce a la mente como tal si no comprende procesos neurológicos expandidos e interconectados a través de los cuales otros órganos también participan emitiendo órdenes e información que mutuamente se integra y complementa.
Por mencionar superficialmente algunos hallazgos estudios recientes demuestran que el cuerpo humano a través del órgano más grande que poseemos que es la piel, puede producir respuestas inteligentes con mayor rapidez que el pensamiento.
Vale decir, que también “pensamos” a través del tacto o el contacto físico con igual o mayor rapidez y eficiencia que la propia mente. El cuerpo físico es capaz de procesar información y optar por un resultado racionalmente óptimo con eficacia. Por tanto, hay que aprender a leer las señales del cuerpo.
Asimismo, sabemos que el corazón; que generalmente lo asociamos con los sentimientos, cumple funciones lógicas a través de una sorprendente cantidad de neuronas que posee; de manera que, en realidad resulta ser más un órgano racional que sentimental como lo creíamos.
Igualmente sucede con la función digestiva que se produce a partir de la armonización lógica de millones de bacterias a cargo del denominado “nervio vago” cuyo nombre resulta una paradoja porque es un órgano bastante activo que mantiene además un canal de comunicación directo con el cerebro al cual provee de todas las sustancias bioquímicas que necesita, además de ejercer control sobre los intestinos. Estos ejemplos ilustran la complejidad del organismo humano y la forma coordinada y sistémica de cómo funciona.
Ya centrándonos en el poder del pensamiento, resulta fundamental distinguir la parte lógica consciente que nos define como seres racionales y que es responsable de nuestros gustos y preferencias; nuestra capacidad para crear y resolver problemas; la forma como nos relacionamos; las limitaciones que tenemos, nuestras ideas atrevidas, los sueños ilusorios, los temores infundados, los miedos incomprendidos; entre otras manifestaciones que definen el comportamiento y la conducta visible de cada individuo.
Sin embargo, a esta importante función consciente se debe incluir un elemento no siempre bien comprendido me refiero al inconsciente o subconsciente; parte del cerebro que contiene elementos realmente determinantes tales como; la carga genética o la codificación ancestral, individual y colectiva que de alguna manera incide en los estados tanto de bienestar, aceptación y felicidad como en los de inseguridad, desdicha y frustración que en el denominado mundo real, experimentamos.
Es importante hacer consciente la experiencia, procesando lo evidente y profundizando en la codificación mental que obedece a vivencias propias, herencias genéticas, hechos traumáticos, cargas generacionales, entre otros factores que no siempre los sacamos a la luz por nuestra completa ignorancia o simplemente por temor.
En general el yo, y específicamente el ego, como expresión consciente, asume una función adaptativa para afrontar la vida y dibujar nuestra personalidad. Como es sabido, el origen del concepto, personalidad, nos lleva a las caretas del antiguo teatro griego, donde se enmascaraba a los actores para que pudieran cumplir una determinada representación; de manera que ese origen es el mismo que meridianamente expresa hoy en día el concepto de personalidad.
Es la careta que asumimos para adaptarnos y responder a las exigencias propias del mundo; los padres, la familia, la estructura social, las costumbres y -si preferimos usar un término hoy casi generalizado- la Matrix, la tradición, el sistema imperante.
Estas vendrían a ser las sombras ocultas que como recomendaba Carl Jung con aquella afirmación tan lúcida: “mientras no saques a luz tus sombras; se repetirán en tu vida como destino”; una invitación a integrar el consciente y el inconsciente para poder vivir en armonía.
Si nos convertimos en lo que pensamos, es necesario ser consciente de todos nuestros pensamientos; saber que estos nos sellan, marcan tendencias, moldean, codifican nuestro cerebro; el poder del pensamiento es tan trascendente que es la semilla de la intención, el tallo de la voluntad, el impulso de la decisión y el fruto de la acción. La interpretación de la realidad se reduce a la calidad de pensamientos; ahí se gestan los paradigmas, los esquemas y moldes mentales que definirán nuestras acciones.
La actitud como afrontamos la vida depende, en gran medida, del tipo de ideas y pensamientos que cultivamos. Los pensamientos alimentan nuestros sueños e ideales; proyectan soluciones y caminos alternativos; alimentan la creatividad, abren la mente; activan la ley de atracción canalizando una corriente de energía positiva que retornara a nosotros mismos como una solución, un desafío, una oportunidad o como un milagro. En funciona a tu nivel de creencia actuarán a tu favor o en el lado opuesto te destruirán.
Es a través de los pensamientos que diseñamos nuestras creencias y es a través de las creencias como interpretamos la realidad o la modificamos. Un pensamiento adquiere mayor poder si es interiorizado de manera positiva y reiterativa; entonces adopta la jerarquía de una afirmación.
Toda afirmación tiene la capacidad de programar nuestra mente. Es en la mente donde el ser humano desarrolla la inteligencia, entendida ésta como la capacidad para resolver problemas o generar técnicas, herramientas, conocimiento y soluciones. La inteligencia no solo es racional, sino también emocional y en el plano espiritual es sabiamente intuitiva.
Excelente pagina, aprendí mucho creo qué la auto motivación nos emprende caminos del éxito o fracaso aprendí a través del tiempo qué pienso lo qué quiero pero siempre me falto la motivación externa y en el campo y como entrenador no siempre existe una motivación,eso se traslada a una presión y muchos entrenadores no trabajamos con motivación si no a presión por resultados