Jerusalén siempre ha sido uno de los principales puntos de discordia, fuente permanente de brotes de violencia.
Las diferencias que parecen irreconciliables son las siguientes:
Jerusalén: Israel reclama soberanía sobre la ciudad (sagrada para judíos, musulmanes y cristianos) y asegura que es su capital tras tomar Jerusalén Oriental en 1967. Eso no es reconocido internacionalmente. Los palestinos quieren que Jerusalén Oriental sea su capital.
Fronteras y terreno: Los palestinos demandan que su futuro Estado se conforme de acuerdo a los límites previos al 4 de junio de 1967, antes del comienzo de la Guerra de los Seis Días, algo que Israel rechaza.
Asentamientos: Son viviendas, ilegales de acuerdo al derecho internacional, construidas por el gobierno israelí en los territorios ocupados por Israel tras la guerra de 1967. En Cisjordania y Jerusalén Oriental hay más de medio millón de colonos judíos.
Refugiados palestinos: Cuántos refugiados son depende de quién esté contando. La OLP dice que son 10,6 millones, de los cuales casi la mitad están registrados en la ONU. Los palestinos sostienen que los refugiados ( tienen el derecho de regreso a lo que hoy es Israel, pero para Israel abrir la puerta destruiría su identidad como Estado judío.
6. ¿Es Palestina un país?
La ONU reconoció a Palestina como «Estado observador no miembro» a fines de 2012 y dejó de ser una «entidad observadora».
El cambio les permitió a los palestinos participar en los debates de la Asamblea General y mejorar las posibilidades de ser miembro de agencias de la ONU y otros organismos.
Pero el voto no creó al Estado palestino. Un año antes los palestinos lo intentaron pero no consiguieron apoyo suficiente en el Consejo de Seguridad.
Más del 70% de los miembros de la Asamblea General de ONU (138 de 193) reconoce a Palestina como Estado.
7. ¿Por qué EE.UU. es el principal aliado de Israel? ¿Quién apoya a los palestinos?
Primero hay que considerar la existencia de un importante y poderoso cabildeo pro-Israel en Estados Unidos y el hecho de que la opinión pública suele ser favorable a la postura israelí, por lo que para un presidente quitarle el apoyo a Israel es virtualmente imposible.
Además, ambas naciones son aliadas militares: Israel es uno de los mayores receptores de ayuda estadounidense y la mayoría llega en subvenciones para la compra de armamento.
No obstante, en diciembre de 2016, bajo la presidencia de Barack Obama se dio un paso inusual en la política de Estados Unidos hacia Israel: no vetar la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que condena la política de asentamientos de Israel.