una pérdida de fe en nuestro país no tiene otra explicación que la incertidumbre provocada por una democracia que no funciona por la ineficiencia y corrupción de una subclase política que sigue hundiendo al Perú
De acuerdo a un reciente informe recogido de la BBC , nada menos que medio millón de peruanos migraron para no regresar a nuestra Patria durante el transcurso de este año.
De esa cantidad,60 por ciento son profesionales ,la mayor parte entre los 20 y los 39 años: una auténtica fuga de talentos y de juventud que ensombrece aún más el futuro de un país tan rico y con tantas posibilidades de crecimiento como el Perú.
En China, asediada por la política regresionista y persecutoria de Xi Jinping, 300 mil personas escaparon del
yugo del Partido Comunista el 2022 incluyendo a un fugitivo que estuvo encarcelado por bautizar a Jinping como Xiping (una aproximación hitleriana).
El Perú ya ha recibido cerca de un millón y medio de venezolanos: se calcula que esa cifra alberga un 30 por ciento de profesionales, de los cuales sólo un 8 por ciento ejerce su profesión; y a 30 mil delincuentes. Nada menos.
Si comparamos nuestras cifras migratorias con las de China o Venezuela no hay ni puede haber punto de comparación en la medida en que no hemos caído en un régimen totalitario o en una dictadura oprobiosa como la de Maduro acompañada de una crisis económica sin precedentes, que impulse un éxodo como el indicado líneas arriba.
Pero la cruda realidad de esos guarismos refleja una pérdida de fe en nuestro país que no tiene otra explicación que la incertidumbre provocada por una democracia que no funciona por la ineficiencia y corrupción de una subclase política que sigue hundiendo al Perú sin conciencia ni admisión del daño que hace , en compañía de un mercantilismo miope y cortoplacista y de una izquierda totalitaria e inmoral empeñada en auparnos al tren de Maduro ( que no guarda mucha distancia con la organización criminal denominada Tren de Aragua).
Hace 135 años, Manuel Gonzales Prada, en su celebérrimo Discurso del Politeama, afirmó directamente ”los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra”en una indignada admonición a la sociedad peruana luego de la ominosa derrota de la guerra con Chile.
Hoy creo que nos toca a quienes podemos considerarnos jóvenes antiguos y acreditados -como quien escribe estas líneas- seguir en la batalla para que esos jóvenes viajeros, que no perciben el potencial de nuestra Patria, recuperen esas raíces poderosas que, estoy seguro, no han perdido y en lugar de irse al extranjero se incorporen, por ejemplo, a esa legión de pequeños y medianos emprendedores que generan el 95 por ciento del empleo en nuestra ubérrima Patria y den la lucha para sacarla adelante.
Pero ello requiere de una Revolución Pacífica que rompa el status quo existente y abra un nuevo horizonte al Perú.
(*) Presidente de Perú Acción Presidente del Consejo por la Paz