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EL CAMBIO DE ÉPOCA QUE PUEDE DESATAR LA LIBERTAD DE FUJIMORI

El Tribunal Constitucional (TC) acaba de ordenar la inmediata liberación de Alberto Fujimori en cumplimiento del habeas corpus concedido al ex mandatario y, de esta manera, cortó el sistema de coloniaje jurídico que había establecido la Corte IDH y la Comisión IDH sobre el Estado de derecho y la vigencia de la Constitución en el Perú.

 

 el TC ha restablecido a plenitud el imperio de la Constitución y la vigencia de las instituciones tutelares de la República y de las leyes nacionales frente a una injerencia de la Corte IDH

 

Con semejante decisión el TC ha restablecido a plenitud el imperio de la Constitución y la vigencia de las instituciones tutelares de la República y de las leyes nacionales frente a una injerencia de la Corte IDH que violaba nuestros preceptos constitucionales. Como se recuerda el presidente constitucional, Pedro Pablo Kuczynski, otorgó un indulto a Fujimori ejerciendo el derecho de gracia que le reconoce la Carta Política. Más tarde, el indulto –que nuestra legislación reconoce como cosa juzgada– fue ratificado por el TC, e incluso se concedió un habeas corpus. Sin embargo, una interpretación ideológica y facciosa de la Corte IDH señaló que el indulto no era ejecutable porque el exmandatario había sido condenado por delitos de lesa humanidad. Luego de una intensa campaña mediática y movilizaciones de la izquierda comunista y progresista, la barbarie jurídica de la Corte fue aceptada por el Poder Judicial.
¿Por qué se trataba de una barbarie jurídica? Porque en los años en que sucedieron los hechos imputados a Fujimori no existía en nuestra legislación el tipo penal de delito de lesa humanidad. Es recién con la firma del Tratado de Roma por nuestro país que se incorpora el señalado tipo penal. ¿Cómo entonces se podía haber condenado a Fujimori por ese delito? Por otro lado, en el cuadernillo de extradición del exmandatario no se consignaba el delito de lesa humanidad. Finalmente, según diversos constitucionalistas, el indulto sí procede en los casos de lesa humanidad cuando se trata de asuntos humanitarios.
El TC, pues, ha restablecido la vigencia de la Constitución y el Estado de derecho a pocos días de celebrarse el primer año del aniversario del golpe fallido de Pedro Castillo, que pretendió quebrar el orden constitucional para centralizar el poder a través de una asamblea constituyente. Y es evidente que la decisión de liberar a Fujimori reactivará las viejas polaridades que suele alimentar el antifujimorismo.
La decisión de que Fujimori muera en la cárcel, promovida por la Corte IDH y las corrientes comunistas y progresistas del Perú y de toda la región, tiene que ver con la vigencia de un relato, de una fábula, que convertía a los antifujimoristas en la representación del bien y a los fujimoristas en la suma de todos los males y de los infiernos. En realidad el objetivo de que el ex presidente muera en prisión, y esa narrativa solo es una estrategia de poder que le permitió al progresismo y el comunismo controlar el Estado en las últimas dos décadas, hasta la llegada de Pedro Castillo al poder.
Con Castillo en la Presidencia de la República saltaron las costuras fascistas e intolerantes de este discurso, de estas narrativas, que alimentaron el odio, el enfrentamiento y los pogroms políticos entre los peruanos. No se puede explicar a Castillo en el poder sin estos relatos autodestructivos.
En este contexto, la decisión del TC de liberar a Fujimori podría representar un verdadero cambio de época en el sistema político peruano y podría organizar el espacio de un gran acuerdo nacional que se proponga desarrollar políticas de Estado y nuevos entendimientos. Y de ese nuevo momento deberían surgir nuevas derechas y nuevas izquierdas democráticas y libertarias que construyan el futuro del país.

Tomado de: El Montonero

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