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¡LA RECESIÓN DE 2023! ¡SIN CRECIMIENTO ECONÓMICO, EL PERÚ INVOLUCIONARÁ!

El 2023 la economía nacional decreció en cerca de 0.6% del PBI, sobre todo por la caída de la inversión privada por dos años consecutivos. El gobierno destructivo de Pedro Castillo en contra de la Constitución (y que promocionaba la nacionalización de los recursos naturales), la perpetua crisis política y las incapacidades del gobierno de Dina Boluarte explican la caída de la inversión privada y la recesión. Finalmente, la política se devoró el milagro económico peruano.

Crisis política y caída de la inversión privada durante dos años seguidos

 

Sin embargo, no se trata de cifras más o cifras menos, sino del aumento de la pobreza, la peor lacra que puede enfrentar una sociedad. Según algunos estimados la pobreza ya sumaría el 30% de la población. Es decir, el Perú, luego de la llegada de la izquierda al poder y de las incapacidades del Ejecutivo, ha retrocedido cerca de una década en la lucha contra la pobreza. Antes de la pandemia y de Castillo esta lacra social representaba el 20% de la población. Y si no crecemos lo suficiente el 2024 este terrible mal social seguirá aumentando.
La inversión privada retrocedió por dos años consecutivos y la recesión se convirtió en inevitable porque representa aproximadamente el 80% de todo lo invertido en el país. Y esta variable fundamental de la economía cayó porque el gobierno de Castillo, simplemente, anuló cualquier posibilidad de una nueva inversión. Y por otro lado, el gobierno de Boluarte gobernó ignorando la tendencia negativa del crecimiento e, incluso, pretendió nadar entre el agua y el aceite con sus intenciones de mantener sucesivos rescates financieros de Petroperú que, finalmente, terminaron afectando el cumplimiento de las metas fiscales. Se cerró el año con 2.8% de déficit del PBI no obstante que la proyección era de 2.4%.
Si el problema principal es la caída de la inversión privada, ¿cómo hacer para relanzar esta variable fundamental para el crecimiento? El Ejecutivo y el Congreso deben entender que el Perú necesita destrabar todo lo que bloquea al sector privado, la única fuente de crecimiento y de generación de empleo sostenible. El aporte del Estado y de las oenegés es insignificante frente al aporte privado.
Por ejemplo, una pregunta que emerge en el acto es por qué el Ejecutivo y el Congreso no han derogado las normas laborales promulgadas por Castillo. Vale recordar que el gobierno de Perú Libre promulgó decretos laborales que prohibían la tercerización laboral, que fomentaban la sindicalización artificial en sindicatos, empresas y grupos empresariales, y que promovían el libertinaje en el ejercicio del derecho a huelga. El objetivo: fomentar la guerra de clases entre empresarios y trabajadores y alejar a la inversión privada.
Después del fallido golpe de Castillo y la afirmación del Estado de derecho, ni el Ejecutivo ni el Congreso se atreven a derogar estas normas, ¿cómo así va a crecer la inversión privada? Lo mismo sucede con los sucesivos rescates financieros de Petroperú, los problemas del déficit fiscal y con la nueva ley agraria, que ha creado un salario por encima del promedio nacional con el objeto de detener nuevas inversiones en el agro. Desde la derogatoria de la Ley de Promoción Agraria (Ley 27360) se han dejado de invertir en alrededor 30,000 nuevas hectáreas.
No estamos hablando de grandes reformas para recuperar productividad y competitividad para la economía (reforma tributaria, reforma laboral, reforma educativa, reforma de salud y otros), sino de decisiones mínimas de los poderes elegidos que envíen una señal clara acerca de que en el Perú la inestabilidad política de ninguna manera significa cuestionar la economía de mercado y el papel de la inversión privada.
El 2024 el Perú crecerá debajo del 3% del PBI, una cifra que no alcanza para reducir la pobreza. En otras palabras, el país empieza a entrar a una trampa de bajo crecimiento y un tercio de la población está en pobreza. Es decir, las clásicas variables de América Latina que posibilitan la aparición de las fuerzas antisistema.
El país necesita lanzar una nueva oleada de reformas, recuperar productividad y competitividad, relanzar la inversión privada y volver a crecer a tasas altas para volver a reducir la pobreza.
TOMADO DE:  El Montonero

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