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¿Qué hacemos los peruanos por el Perú?

Escribe Alex Segura Figueroa

Comando Chavín de Huántar.

¿Los políticos están a la altura de estas exigencias históricas?

 

Este artículo busca reflexionar sobre las urgencias tiene nuestro país a propósito de cumplirse este 22 de abril 27 años del victorioso rescate de los rehenes de la residencia del embajador de Japón, secuestrados por terroristas del MRTA. Yo fui parte de los comandos que ese día derrotamos a los enemigos de la Patria y afianzamos la democracia.
Desde hace varias décadas, los peruanos somos testigos del vergonzoso desenvolvimiento de nuestra clase dirigencial: Los políticos. Salvo honrosas excepciones, no vienen cumpliendo con su alta responsabilidad de dirigir los designios del Estado y la Nación lo que conlleva a pérdidas económicas millonarias, el deterioro de la imagen internacional del país y el alejamiento de las inversiones extranjeras tan necesarias para generar empleo y desarrollo.
Este artículo es una reflexión sobre las urgencias que tenemos  a propósito de cumplirse este 22 de abril 27 años del victorioso rescate de los rehenes de la residencia del embajador de Japón, secuestrados por terroristas del MRTA. Yo fui parte de los comandos que ese día derrotamos a los enemigos de la Patria y afianzamos la democracia.
Pero, ¿son los políticos los únicos llamados a hacer algo por el país? La respuesta es ‘no’, pero sí los que quizá tengan una mayor responsabilidad. Hay millones de peruanos que quieren y pueden hacer mucho por la Patria: profesionales de todas las disciplinas, empresarios grandes y pequeños, sacerdotes, funcionarios públicos, artistas, líderes de opinión, deportistas, docentes, policías, jueces, fiscales, periodistas y por supuesto militares.
Y son estos últimos, los militares, quienes coadyuvan  al desarrollo, muchas veces exponiendo  y entregando su vida en defensa de la democracia y la  Constitución. Ellos están siempre presente en todos los pueblos del Perú, compartiendo con millones de compatriotas las carencias, falta de servicios y también las alegrías.
Tengamos presente que las Fuerzas Armadas no les pertenecen al Gobierno de turno, sino a la Nación, y sus integrantes están en primera línea cuando se trata de poner el hombro, como lo hacen los mejores peruanos desde su trinchera de trabajo. Contribuir con el país es obrar con respeto y dignidad.
Por eso, destacamos a quienes enfrentan y combaten a la corrupción, uno de los flagelos que, como la inseguridad, se torna más amenazante sobre la vida de los peruanos y la institucionalidad. Decía un analista que es hora de combatir con la verdad, honestidad y transparencia, atributos del buen hombre y ciudadano que deben ser inculcados desde la escuela y el hogar. No le falta razón.
En estos momentos de desencuentros políticos, odio, rencor y los antis, corresponde dar la gran batalla para construir una Nación de paz y desarrollo, en la que los maestros deben cumplir un papel decisivo porque su papel es ser modelo –en conocimiento y rectitud- para sus pupilos.
Urge que el Gobierno priorice en su agenda temas tan sensibles como la economía, seguridad, empleo, salud y educación. Pero es una decepción y  deshonra para el Congreso que 93 legisladores hayan votado para la reposición de 14 mil docentes cesados hace 10 años por carecer de título y que se negaron a pasar el examen para ingresar a la carrera pública magisterial.
Qué duda cabe que lo hecho por el Parlamento es un retroceso para la niñez y la juventud, por la enorme responsabilidad que significa ejercer la docencia que debe estar a cargo de maestros bien preparados que tengan como guía enseñar con la verdad y convicción, como debe ser en cualquier profesión.
La situación de crisis que aflige al país desde hace varios años, impone –como dicen estudiosos- que la presidente de la República, como jefe supremo de las Fuerzas Armadas, tome decisiones políticas y asuma su responsabilidad, que es lo que le corresponde, actuando con firmeza frente a los flagelos de la delincuencia y corrupción, dos fenómenos que anualmente nos cuestan miles de millones de soles.
No es posible que el tema de los relojes Rolex continúe acaparando la agenda nacional, caso que desde hace mucho ha debido ser aclarado para evitar sospechas y se rumore que es un distractivo para esconder hechos punibles como la fuga de Vladimir Cerrón, la crisis que empantana la justicia, la violencia homicida y la reposición de profesores incompetentes.
Lo más sano para generar un poco de estabilidad, es que la justicia aclare los hechos que se le imputan a la Presidente y que señale a los culpables. Pero cuestionamos también la operación exagerada para allanar el domicilio de la Dignataria. Fue un show de quinta que habla muy mal del Perú en el mundo. Aquí, la Diviac cumplió el papel de policía política del Ministerio Público.
Es preocupante, además, el dictamen judicial que repone a los miembros del TC inhabilitados por el Congreso, la RENIEC y la ONPE. 
Desde aquí, al cumplirse un año más del rescate de los rehenes y la derrota del terrorismo, demandamos impulsar la lucha contra la corrupción y la violencia para que el país recupere la institucionalidad y afiance a democracia. Nos preguntamos: ¿Los políticos están a la altura de estas exigencias históricas? o ¿qué estamos haciendo nosotros por el Perú?

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