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ECUADOR AVANZA, EN COMBATIR LA DELINCUENCIA

Escribe: Luis Gonzales Posada

 

El deber de todos los demócratas latinoamericanos es brindar el más amplio apoyo a los esfuerzos del presidente Noboa, un social demócrata de ideas claras y decisiones firmes.

El mandatario de Ecuador, Daniel Noboa, ha obtenido una notable victoria política en el referéndum celebrado el domingo pasado, lustrando sus banderas democráticas y honrando la memoria del candidato presidencial, Fernando Villavicencio, asesinado por sicarios del narcotráfico.

La muerte de Villavicencio, un bravío luchador contra la corrupción y las drogas, a quienes enfrentó con coraje, a pesar de encontrarse amenazado de muerte, abrió espacio a la convocatoria del referéndum; y de las 11 consultas planteadas, el mandatario ganó 9 de ellas, las más importantes. Y ganó bien, por amplio margen, a pesar de la tóxica contra campaña del correísmo y de la izquierda radical.

El 73 % de la población respaldó la participación permanente de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el crimen organizado, apoyando a la Policía Nacional; el 71% votó para que los militares realicen el control de armas en los accesos a centros penitenciarios y el 67.69 % para que los malhechores cumplan sus sentencias en la cárcel.

Asimismo, 68% se pronunciaron por incrementar las penas para diez delitos graves, como el narcotráfico, terrorismo y sicariato, y a quienes financien actividades subversivas o recluten niños con fines delictivos.

De otro lado, el 62% de ecuatorianos apoyan la promulgación de una nueva ley de Extinción de Dominio para trasladar al Estado los bienes incautados a los delincuentes y 60% están a favor de la creación de judicaturas especializadas en materia constitucional porque, en la actualidad, todos los magistrados atienden acciones extraordinarias de protección como el habeas corpus o habeas data, sin estar capacitados para esa función especializada, generando demoras, congestión de causas y favorecimientos indebidos.

Otro cambio importante es autorizar la extradición de malhechores requeridos en el exterior, porque ahora lo impide el artículo 79 de su Carta Fundamental, que establece que “en ningún caso se concederá la extradición de un ecuatoriano o ecuatoriana”.

Recordemos que Noboa recibió un país con una crisis carcelaria extremadamente grave, donde 23 grupos criminales, reforzados por la banda transnacional venezolana del Tren de Aragua, gobiernan esos recintos, provocando sanguinarios motines con toma de rehenes y más de 400 muertos.

El bloque izquierdista del hemisferio ya comenzó a atacar.


El año 2023 se produjeron 7,592 asesinatos, mientras que en el Perú, que es un país mucho más extenso y poblado, ocurrieron 1,105 homicidios, cifras que proyectan la dimensión del problema de nuestros hermanos del norte.

Culminado el proceso, Noboa tiene la tarea de implementar las decisiones emergentes del plebiscito a través de cambios constitucionales, leyes y partidas presupuestales. No es un camino fácil porque será hostilizado o saboteado en el frente interno y desde el exterior.

El bloque izquierdista del hemisferio ya comenzó a atacar. Maduro, por ejemplo, sostuvo con cinismo que “el pueblo le dio una paliza a Noboa”, al mismo tiempo de anunciar que “nuestra embajada estará cerrada hasta que no regrese Jorge Glas a México y se restituya el Derecho Internacional”.

A su vez, la secretaria de Relaciones Exteriores de México, Alicia Bárcenas, obedeciendo instrucciones del mandatario López Obrador, manifestó que pedirá a la ONU suspender al Ecuador del organismo mundial por incursionar en su sede diplomática en Quito.

Un disparate mayúsculo sin duda, producto del odio y la ignorancia del gobernante azteca. Ni siquiera en circunstancias extremadamente graves para la humanidad algún político hizo semejante propuesta. Recordemos, por ejemplo, que en 1979 una turba fanatizada de iraníes, alentada por el ayatolá Jomeini, asaltó la embajada USA en Teherán y secuestró a 52 diplomáticos durante 444 días, pero a Washington no se le ocurrió plantear la separación de la República de Irán de la ONU.

El deber de todos los demócratas latinoamericanos es brindar el más amplio apoyo a los esfuerzos del presidente Noboa, un social demócrata de ideas claras y decisiones firmes.

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