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VENEZUELA: MAFIOSO FRAUDE ELECTORAL EN MARCHA

Escribe:  Luis Gonzales Posada

La pregunta es si podemos impedir este latrocinio político. Diría que sí. Para lograrlo el secretario general de la OEA o uno de los países integrantes del sistema interamericano deben solicitar una reunión del Consejo Permanente para escuchar los testimonios de la oposición

 

De acuerdo al último reporte de Naciones Unidas (ACNUR), de 4 millones 500 mil venezolanos residentes en el exterior, únicamente 69,189 votarán en las elecciones presidenciales del 28 de julio; un 1.5%.

Se estaría consumando, así, una ominosa estafa electoral en América Latina, ante la resiliencia de las democracias de la región, que se mantienen silentes ante las graves irregularidades detectadas.

En Colombia, en efecto, sólo sufragará 7,012; en México, 3,215; en Chile, 2,659; y, en nuestro país, de los 900 mil ciudadanos que podrían hacerlo, están habilitados 660; es decir, menos del 1%.

Esas cifras proyectan la dimensión del fraude organizado por el gobierno mafioso de Maduro en su propósito de reelegirse tramposamente, objetivo imposible de lograr considerando que la última encuesta de ORC señala que el representante demócrata, Eduardo González Urrutia, aventaja largamente al dictador: 51.77 % a 13.5% %, sin contar votos del exterior, donde obtendría el 98.1%, frente a 1.7% del oficialista.

Por su parte, el sondeo de Delphos indica que González Urrutia tiene 55% de intención de voto y Maduro 25%, y la agencia Datincorp otorga al representante de la oposición 50% y un 18% a Maduro.

Recordemos que, según la encuestadora Meganalisis, cuando la candidata era la lideresa María Corina Machado, 75.4% la apoyaban y a Maduro sólo 8.6%; una diferencia de 9 a 1.

Para evitar una humillante catástrofe electoral el gobierno la vetó y lo mismo hizo con su reemplazante, Corina Yaris, prestigiada doctora en historia, a quien previamente cargaron de insultos y falsedades, entre otras diciendo que tenía nacionalidad uruguaya.

Más aún, ante la consulta sobre qué harían los venezolanos si gana Maduro, 35% respondió que se irían del país y 45% que lo pensarían. Un dato alarmante, porque de ocurrir este desastre se incrementará el éxodo de 8 millones a unos dos o tres millones adicionales, acentuándose así la crisis humanitaria interna en la tierra del Libertador y afectando la estabilidad de las naciones receptoras de auto exiliados.

El fraude en marcha lo anunció con estrépito el propio Maduro diciendo que “ganaremos por las buenas o por las malas” y luego su segundo, Diosdado Cabello, jefe de la represión, calificó a González Urrutia de “personaje inmundo, designado por el imperio”, para agregar que “ni por las buenas ni por las malas van a gobernar”.

Sobre las exigencias de veedurías manifestó que “no se metan los gringos, que la Unión Europea saque sus narices donde no las tiene que meter. Nosotros los vamos a mandar bien largo al carajo”.

Avanzando en la escalada represiva, el gobierno ha prohibido que las empresas de aviación vendan pasajes a la señora Machado y cuando esta se moviliza por carretera brigadas de matones –incluyendo al Tren de Aragua– bloquean las vías y agreden a sus partidarios, a la vez que han apresado a sus comandos de campaña y varios líderes están asilados en la embajada argentina.

La pregunta es si podemos impedir este latrocinio político. Diría que sí. Para lograrlo el secretario general de la OEA o uno de los países integrantes del sistema interamericano deben solicitar una reunión del Consejo Permanente para escuchar los testimonios de la oposición; así, la engañifa de comicios quedará evidenciada mundialmente.

De otro lado, debemos exigir la presencia de observadores internacionales, que han sido vetados por el oficialismo, razón por la cual Colombia y Brasil se han negado a participar como veedores.

En ese tóxico contexto, varios gobiernos europeos advierten que no reconocerán la validez de los comicios; Maduro, así, quedaría aislado, en condición de gobernante ilegítimo. Un buen ejemplo a seguir por nuestros gobiernos, que deben mostrar resolución y firmeza ante una brutal tiranía.

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