EL GOLPE YA NO PAGA EN EL SIGLO XXI
Escribe: Aníbal Quiroga León
Decano de la Facultad de Derecho y Humanidades de la UCV
El Golpe de Estado es Golpe de Estado y es, a su vez, la ruptura del sistema constitucional y un grave atentado contra la democracia, se mire como se le mire.
Lo ocurrido ayer en Bolivia es, más o menos, lo mismo que se analizó en el en el Coloquio de la semana pasada, “Un Golpe de estado en el Siglo XXI: la historia reciente y el análisis constitucional”, llevado a cabo en el Auditórium Los Incas del Ministerio de Cultura, en el sentido de que en el Siglo XXI, el Golpe de Estado no paga: ya no es posible admitir un cuartelazo o la insurrección de las Fuerzas Armadas contra los poderes constitucionales, cualquiera sea el sino que tenga el gobierno, bien sea de derecha, de centro o de izquierda.
Es así que, si alguna lección deja esto a los movimientos de izquierda, normalmente poco afectos a la disciplina constitucional, es que pueden percibir cómo la propia Constitución también defiende su propio modelo constitucional de Gobierno. También, cuando la respuesta de los gobiernos extranjeros ha sido unánime, generándose un resultado paradojal, porque, al final de cuentas, este movimiento insurreccional de un grupo de las FF. AA. bolivianas ha terminado dándole mayor consolidación, legitimidad y popularidad al Gobierno del Presidente Arce.
Pero lo cierto del caso es que, como se analizó la semana pasada en el Coloquio de la Facultad de Derecho de la UCV, ya en el Siglo XXI, ni aquí ni allá, son admisibles los Golpes de Estado: no hay golpe blanco, no hay golpe bueno, no hay golpe blando, no hay golpe que resulte digerible a la democracia. El Golpe de Estado es Golpe de Estado y es, a su vez, la ruptura del sistema constitucional y un grave atentado contra la democracia, se mire como se le mire.
al igual que paso en el Perú el 2022 con Pedro Castillo, rápidamente el intento de Golpe de Estado ha sido conjurado.