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OPINIÓN/ ¡No hay tiempo!

NO ATRACO

Escribe: Elmer Barrio de Mendoza

es importante apagar el fuego antes de que lleguen las honorables visitas, no vaya a haber un estallido (con infiltración violenta incluida) y una respuesta oficial excesiva, que luego deberemos lamentar.

La más reciente encuesta de Datum sobre seguridad ciudadana es crucial para comprender (y para enfrentar) la situación actual. Lo primero que debe estar claro es que la sociedad no soporta más el desborde del crimen. Así que quien crea que los peruanos estamos dispuestos a esperar, se equivoca. La sensación de impunidad en el país es angustiante e intolerable.

La data de base

Sólo el 12% de los entrevistados cree que el gobierno tiene una estrategia de lucha contra el crimen, el 86% no lo ve así. Esta cifra coincide con la percepción de inseguridad directa (87%) en el propio entorno. Así, vamos muertos.

La mitad de los entrevistados declara haber sido víctima de la inseguridad ciudadana en los últimos tres meses. Esto demuestra que la realidad de la falta de seguridad es la base de la percepción de inseguridad. No lo son las malas noticias en los medios de prensa.

Apenas el 32% tiene conocimiento de la nueva Ley contra el Crimen Organizado y el 85% (de ese 32%) tiene una opinión negativa de esa ley. El 85% del 32% es el 27.2%.

O sea, al margen de nuestra opinión, lo que dice la encuesta es que poco más de una cuarta parte de los entrevistados está en desacuerdo con la Ley. Esto es muy importante porque, si no se precisa, podemos construir opiniones sobre información inexacta (si es que no falsa). Y, de hecho, así lo hacemos con frecuencia. Las empresas encuestadoras y los medios deberían ser mucho más responsables al respecto. Un curso breve sobre Estudios Cuantitativos sería recomendable para los periodistas políticos.

En cuanto a la confianza en las instituciones directamente involucradas, podemos apreciar que las Fuerzas Armadas cuentan con el mayor respaldo social (54%), siguen el Serenazgo del distrito (43%) y la Policía Nacional (32%). Es alarmante que la PNP goce de menor confianza que el Serenazgo y algo habrá que hacer a muy corto plazo, pero es mucho más alarmante la desconfianza de la población en la Fiscalía (12%) y el Poder Judicial (11%). Desconozco porqué sus representantes hablan como si merecieran reconocimiento o como si su conducta fuera irreprochable. Esto es más insensato aun dado que la encuesta también inquiere sobre qué entidad cumple el peor papel en materia de lucha contra la inseguridad. Allí resulta que jueces (30%) y fiscales (29%) son identificados como quienes cumplen el peor papel. Únicamente el 12% entiende que ese peor papel le corresponde a la policía. Esto no es extraño, lo vemos a diario: la policía captura a delincuentes y fiscales o jueces los liberan. Tan sencillo como eso.

Por último, la gran pregunta: ¿Quién es el gran culpable de la crisis de inseguridad? Los entrevistados lo declaran con nitidez: para el 44% es la Presidencia de la República, para el 40% es el Congreso y, para el 31%, el Sistema de Justicia. Es decir nadie puede hacerse el desentendido. Menos que nadie la incompetente mandataria.

Los congresistas dirán que ellos no son responsables de la gestión de la seguridad ciudadana y estarán completamente equivocados. Los representantes de la Nación deben predicar con el ejemplo y su ejemplo no puede ser peor. Extorsión y blindaje son plato de todos los días en el Legislativo. Leyes orientadas a beneficiar a unos en perjuicio de otros es práctica hebdomadaria. Granjerías de todo tipo al margen del deber y de cualquier código de conducta decente es uso establecido. La población no lo ignora porque los parlamentarios gustan exhibirlos. El interés por el prestigio propio (salvo algunas pocas excepciones) no abunda en las prioridades de los llamados (en broma creo) Padres de la Patria.

Qué decir de los jueces y fiscales que no hayamos dicho ya. El día que dejen de liberar delincuentes en flagrancia podremos tomarlos en serio.

Viene APEC y viene Xi

Xi Jinping :: Behance

En noviembre están previstos dos grandes eventos en el Perú: La Cumbre de APEC y la inauguración del Puerto de Chancay. Ambos marcan un hito y ojalá haya un nuevo gabinete para entonces. Si alguien dice que no se puede cambiar el gabinete ad portas de tales acontecimientos, valdría la pena recordarles que su gran gestor, el ex Canciller Javier González-Olaechea, fue despedido apenas luego de la visita a China en que se materializaron.

Cuánto más competente sea el gabinete, mayor será la voluntad de tregua de la sociedad y mayor la confianza de nuestros visitantes en nuestra gestión pública. ¿O acaso creen que Xi Jinping no se dará cuenta (probablemente ya lo sepa) de que el ministro del Interior es un charlatán o que el gabinete actual es de una medianía insufrible y de escasa confiabilidad?

También es importante apagar el fuego antes de que lleguen las honorables visitas, no vaya a haber un estallido (con infiltración violenta incluida) y una respuesta oficial excesiva, que luego deberemos lamentar.

Hoy, casi todos los grandes eventos internacionales, tienen manifestaciones paralelas de oposición. Evitar que las cosas se  salgan de control es un tema técnico, que debe gestionar alguien con los conocimientos y las habilidades necesarias. Sinceramente ¿alguien cree que ese hombre es Santiváñez?

En fin, Dina se irá más temprano que tarde, pero lo que haga o no haga nos afectará a todos. Roguemos al señor (o cantémosle happy birthday) para que nuestra presidente accidental, no siga haciendo destrozos y para que postergue la dermolipectomía. Xi no está senil y no la llevará de la mano como Biden.

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