pidamos el milagro de encontrar a ese estadista, ese gobernante que ame a nuestro país y no utilice a nuestro pueblo para su propio beneficio.
Este mes de octubre, es un mes especial para los peruanos, ya que celebramos la fiesta del Señor de los Milagros, que se ha convertido en un símbolo de la unión de los peruanos y de la fe de un pueblo.
Perú como dijo alguna vez Francisco I, es una tierra de fe, y esto se ve más en esta época, en la cual Lima se viste de morado y se rinde homenaje a nuestro Señor a través de la imagen del Señor de los Milagros.
Esta tradición ya data de muchos años, y es que cuenta la tradición que es en el siglo XVII donde nace la veneración al Señor de los Milagros por parte de los peruanos, un detalle importante que nos ha dado más fe aún a los peruanos en torno a esta imagen, es por el hecho que sobrevivió El Señor de los Milagros intacto a un terremoto en 1655, por lo que para muchos creyentes tenemos esperanza en todo lo que significa el Cristo Moreno, como muchos también lo llaman.
Este año, tendríamos que pedirle mucho al Señor de los Milagros, la unión de todos los peruanos, el entendimiento entre las autoridades, que calme la violencia en nuestro país, más paz entre otros milagros que los peruanos con fe pedimos en este 2024.
Debemos señalar que esta tradición de octubre quizá representa también una parte de la herencia hispana, un legado que ha contribuido a generar una mística importante en nuestro país, caracterizado como un pueblo de fe. Esta es, sin duda, una característica propia del Perú.
Por esta razón, debemos sentirnos orgullosos de nuestras creencias, que forman parte de nuestra riqueza y confirman que somos un pueblo creyente, más allá de lo que puedan decir propios y extraños.
Somos un pueblo que encuentra en su fe la esperanza de un futuro mejor, y por ello esta tradición de octubre es importante para todos los peruanos.
Es momento de pedirle al Señor de los Milagros que termine la violencia en nuestro país, que los políticos sepan llegar a un entendimiento y construyan acuerdos en favor de nuestra comunidad, que las corrientes progresistas practiquen la tolerancia, que disminuya la pobreza, que valoremos nuestra nación y que el bien común esté por encima de los intereses personales de poder de los políticos.
Pero, sobre todo, pidamos el milagro de encontrar a ese estadista, ese gobernante que ame a nuestro país y no utilice a nuestro pueblo para su propio beneficio.