OPINIÓN/ ¿Qué implica el acuerdo de alto el fuego entre Líbano e Israel?
Escribe: Alberto Gómez Castro
Ex jefe de Seguridad de la Misión de Naciones Unidas en el sur del Líbano
El contexto y los desafíos en la implementación de la tregua denotan la fragilidad del acuerdo.
Luego de un año y casi dos meses de guerra, finalmente Líbano e Israel llegaron a un acuerdo de alto el fuego por 60 días. El proceso fue patrocinado con éxito por la diplomacia estadounidense y la tregua entró en vigencia a las 4am (hora local) del miércoles 27 de noviembre 2024.
¿De qué se trata el acuerdo?
En simple:
1)El completo cese de operaciones militares por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF por sus siglas en inglés) y de la milicia libanesa Hezbollah (HZB);
2) El retiro de las tropas israelíes de territorio libanés; y 3) El retiro de las unidades de combate de HZB fuera del sur del Líbano hacia zonas al norte del río Litani.
De esta manera, las fuerzas opuestas quedarán separadas unas de otras por una franja de territorio libanés de 1,062 Km2, delimitada al norte por el río Litani y al sur por la frontera Líbano – Israelí conocida como Blue Line o Línea Azul (ver mapa adjunto tomado de la BBC). La seguridad en esta área será responsabilidad del ejército libanés que desplegará unos 5,000 efectivos (aunque ha trascendido que ese número podría incrementarse).
El acuerdo enfatiza que el monopolio de la posesión y uso de armas en el área, corresponde exclusivamente a las fuerzas oficiales de seguridad del Líbano. Por tanto, se busca que actores no-estatales como HZB y sus aliados no tengan esa facultad en el futuro.
Mientras que los israelíes indican que su retiro se efectuará gradualmente dentro de los 60 días estipulados de tregua, aún se desconoce la fechas del despliegue de las tropas libanesas. De otro lado se espera que el retiro de HZB de sus posiciones se produzca en los próximos días o semanas, pero fuentes señalan que en todo caso ese movimiento no será público.
¿Cómo se llevará a cabo el monitoreo y cumplimiento del acuerdo?
El acuerdo, tal como se describe líneas arriba, es prácticamente un resumen de la Resolución 1701 del Consejo Seguridad de las Naciones Unidas, establecido e implementado luego de la guerra del 2006, pero que obviamente no alcanzó los resultados esperados. Por ello, esta vez se intenta mejorar los procedimientos de monitoreo y cumplimiento.
Dependerá mucho de que ambas partes respeten estrictamente lo acordado para que que la tregua de 60 días se convierta en un periodo de paz prolongado.
El monitoreo continuará a cargo de la Fuerza Interina de las Naciones Unidas en el Líbano (UNIFIL por sus siglas en inglés) que cuenta con 10,000 cascos azules ya desplegados en el área. El cumplimiento estará bajo la dirección de un comité ampliado que será compuesto por representantes del ejército libanés, del ejército israelí, de UNIFIL, así como de los Estados Unidos y Francia.
Aunque el acuerdo estipula que ambas partes, Líbano e Israel, mantienen respectivamente su derecho a la defensa propia, uno de los puntos de mayor discusión en las negociaciones fue la posición israelí de intervenir militar y unilateralmente en suelo libanés si se descubre que HZB intenta reagruparse o rearmarse (produciendo o recibiendo suministros de armas). Las autoridades del Líbano se opusieron indicando enérgicamente que una cláusula de esa naturaleza en el acuerdo afectaba seriamente la soberanía del Estado libanés.
Al final, este punto no fue incluido en el acuerdo, pero diferentes medios especulan que Israel habría recibido separadamente garantías de apoyo de los Estados Unidos para actuar por su lado si HZB se reconstituye nuevamente en amenaza.
Desafíos para cumplir el acuerdo
Existe un alto grado de tensión y desconfianza entre las partes firmantes del acuerdo, y ello ocurre en el marco de alta presión política y social en ambos países.
Por un lado, Israel tiene pendiente el retorno de unos 60,000 ciudadanos desplazados de sus hogares ubicados en las aldeas del norte debido a los constantes ataques de HZB.
Sin embargo, el gobierno de ese país ha decidido no autorizar el regreso hasta después de los 60 días de la tregua, cuando las autoridades se sientan satisfechas con la implementación del acuerdo y haya un cese de hostilidades definitivo. Muchos israelíes piensan que HZB continuará constituyendo una amenaza en la zona fronteriza.
De otro lado, Líbano debe garantizar el retorno de unos 800,000 ciudadanos a sus viviendas en las aldeas del sur, hogares que en muchos casos fueron total o parcialmente destruidos durante las operaciones aéreas y terrestres de la IDF lo que habría generado profundo resentimiento.
Asimismo, existe escepticismo general sobre las posibilidades reales de éxito del ejército libanés en la tarea de desplegarse, estar operacionalmente a la altura y de imponer su autoridad sobre el aparato militar de HZB al sur del río Litani, donde la agrupación mantiene una base social de apoyo importante dentro de la población.
El contexto y los desafíos en la implementación de la tregua denotan la fragilidad del acuerdo. Es muy positivo que se haya detenido la muerte y destrucción diaria a las que se ha visto sometida la población civil del Líbano, especialmente desde el 23 de septiembre 2024 cuando la ofensiva israelí escaló sustancialmente.
Sin embargo, dependerá mucho de que ambas partes respeten estrictamente lo acordado para que que la tregua de 60 días se convierta en un periodo de paz prolongado.
Beirut, 27 de Noviembre 2024