La expectativa del Gobierno de Jair Bolsonaro es de captar hasta 13.500 millones de dólares, de los cuales una parte se destinaría a programas públicos
se realizará vía capitalización, mediante la emisión de nuevas acciones, a fin de que la participación estatal en el capital de Eletrobras caiga del 72% al 45%
El Tribunal de Cuentas de la Unión de Brasil (TCU) dio luz verde ayer miércoles (18.05.2022) a la privatización de Electrobras , la mayor compañía eléctrica de América Latina, que se convertirá en la primera gran estatal a ser vendida por el Gobierno de Jair Bolsonaro.
Por amplia mayoría, el órgano que fiscaliza las cuentas del Estado brasileño avaló la venta, que según el Gobierno podría concretarse entre mediados de junio y mediados de agosto de este año.
«Por 7 votos a 1, declaro vencedora la propuesta»del relator, que autoriza la continuidad del proceso de desestatización, afirmó la jueza Ana Arraes, presidenta del TCU, al cabo de una deliberación de más de 4 horas.
La privatización, que ya fue aprobada a mediados de 2021 por el Congreso brasileño, se realizará vía capitalización, mediante la emisión de nuevas acciones, a fin de que la participación estatal en el capital de Eletrobras caiga del 72% al 45%, según analistas.
La expectativa del Gobierno es de captar hasta 67.000 millones de reales (13.500 millones de dólares al tipo de cambio actual), 25.000 millones de los cuales irían a las arcas del Tesoro. El resto se destinaría a programas públicos de reducción de tarifas y de desarrollo, según estimaciones de equipos expertos.
A poco más de cuatro meses de las elecciones presidenciales, el aval del TCU es una buena noticia para Bolsonaro, quien desde que llegó al poder en enero 2019 con la promesa de achicar el estado y sanear las cuentas públicas apenas pudo avanzar con su ambicioso plan de privatizar un centenar de empresas.
La privatización de activos públicos es uno de los grandes temas de la precampaña; especialmente en medio de una disparada inflación debido -entre otras cosas- al alza en el precio de la energía y de los combustibles, lo que ha llevado a Bolsonaro a no descartar también la privatización de Petrobras.