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COHERENCIA ESPIRITUAL

Por: Gustavo Blanco Ocharan

gblancociticars@gmail.com

 

El año 2023, numerológicamente se reduce a 7 (2+0+2+3=7), el número más místico y simbólico de todos (7 días de la semana; 7 notas musicales; 7 chakras, 7 colores primarios; 7 orificios en la cara). El 7 es un número indivisible, significa aprendizaje y perfección, simboliza la espiritualidad y la trascendencia.

El inicio de un nuevo año significa cerrar un ciclo y comenzar otro; todo comienzo suele ir acompañado por buenos deseos e intenciones que usualmente calificamos como resoluciones.
Declarar y brindar por nuestras aspiraciones resulta bueno y positivo, un excelente punto de partida para iniciar un cambio; sin embargo, para que esa tradición social deje de ser rutinaria y se convierta en efectiva, nos corresponde hacer consciente nuestra voluntad e impulsar otras acciones que canalicen la intención; en términos de gestión personal, la formulación de objetivos en verbo infinitivo, incluyendo dimensión de tiempo y unidad de medida, es una técnica recomendable para alcanzar la eficacia personal que perfila el éxito.
Hemos mencionado que la intención pura actúa como una verdadera semilla; toda semilla merece ser sembrada, cuidada y cultivada para que dé fruto, ese proceso lo podemos concretar a través de la afirmación, la confirmación, el decreto y lo más importante, la acción. Tanto la intención como la palabra son poderosos intangibles; pero en términos de resultados concretos no es posible prescindir de la decisión, la acción y la retroalimentación como herramientas concretas que materializan la mejora continua que aspiramos.
Profundizando un poco más en nuestro crecimiento armónico, surge la necesidad de identificar y procurar indicadores de coherencia; la coherencia espiritual, podemos definirla como la relación entre nuestro ser esencial y nuestro actuar cotidiano; en este sentido, recomendamos atender por lo menos cuatro áreas fundamentales que interactúan y generalmente se complementan en la vida; estos cuatro fundamentos son: la parte física-biológica; la intelectual-racional, la emocional, sentimental e intuitiva y la que estimamos  la más trascendente e integradora; el área espiritual, que en conjunto simbolizan el enorme potencial que tiene el ser humano.
La parte física involucra el cuidado del cuerpo, nuestra salud y el equilibrio qué debemos cultivar en cada una de nuestras funciones biológicas; somos maravillosas estructuras integradas en una serie de sistemas complejos que funcionan mejor en la medida que estén adecuadamente atendidos.
Intelectual y racionalmente es importante reevaluar nuestros pensamientos y creencias; la mente es muy poderosa y solemos convertirnos en lo que creemos y pensamos. Es importante ser consciente del poder intangible de las ideas, las reflexiones que cultivamos y el potencial creativo de nuestro cerebro que es capaz de diseñar la experiencia y literalmente crear la realidad, o por lo menos lo que interpretamos de ella.
El factor emocional, comprende nuestros sentimientos; más allá de preocuparnos en que si el corazón es más importante que el cerebro o viceversa, o incluso si realmente seria la micro biota intestinal nuestro primer cerebro; lo cierto es que las emociones cumplen una función esencial respecto a nuestra capacidad de adaptarnos, comunicarnos y crear sinergias. La capacidad personal crece exponencialmente cuando actuamos en equipo, desarrollamos empatía, comprensión, tolerancia y valoramos la diversidad.
Finalmente, el aspecto espiritual representa el elemento integrador, el enlace con el Universo, la manifestación pura y eterna de la energía que se traduce en ese milagro y ese misterio que denominamos vida.
El año 2023, numerológicamente se reduce a 7 (2+0+2+3=7), el número más místico y simbólico de todos (7 días de la semana; 7 notas musicales; 7 chakras, 7 colores primarios; 7 orificios en la cara). El 7 es un número indivisible, significa aprendizaje y perfección, simboliza la espiritualidad y la trascendencia.
En el ámbito del despertar de la consciencia que hemos afirmado es el fenómeno más importante del siglo XXI (la cuarta gran ola en la evolución de la humanidad); se inicia un proceso que no tendrá vuelta atrás, en términos macro la humanidad contempla el final de grandes instituciones que han sostenido la civilización por décadas como el Estado, la religión, las Universidades, entre otras organizaciones tradicionales que ya no responden a la estructura de la sociedad contemporánea.
En lo personal es el tiempo de vivir en coherencia, intensificar el Autoconocimiento para llegar a determinar con autenticidad cual es nuestra esencia, que nos hace felices y cuáles son los dones y talentos con los que podemos contribuir con el colectivo y a partir de ello trascender en plenitud.
Nos corresponde activar la intuición, que es el medio preferido para canalizar el lenguaje del Universo y a través de aquella fuente, recibir la confirmación que estamos alineados con esa misión universal que hemos venido a cumplir en armonía y con coherencia.
Paz y plenitud, bendigo tu despertar y tu autorrealización.
California enero 8, 2023.

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