DESTACADASOPINIÓN

EL ATAQUE TERRORISTA A ISRAEL REVELA LA AGONÍA DE OCCIDENTE

El genocida ataque terrorista de Hamás a asentamientos civiles israelíes –en el que se asesinaron a niños, ancianos, se decapitó a soldados y se violaron y asesinaron a mujeres– no ha merecido una firme e incuestionable condena del mundo democrático. Muy por el contrario, las campañas de las izquierdas y de los progresismos occidentales convergen con la estrategia del fundamentalismo islámico para pretender justificar los crímenes de lesa humanidad cometidos por Hamás, invocando una “colonización prolongada” y una violencia acumulada por décadas. Si ese fuese el criterio ningún estado occidental ni árabe quedaría en pie, porque la historia de la humanidad es violencia acumulada de aquí para allá. El secreto de la paz y la civilización es encontrar un momento de ruptura en esos ciclos de muertes, un antes y un después.

 

Guerra entre Israel y Gaza | FOTOS

De alguna manera las sociedades democráticas comienzan a reaccionar

 

La campaña de desinformación de las izquierdas comunistas y progresistas occidentales llegó a tales niveles de cinismo que un misil errático de Hamás que golpeó un estacionamiento de un hospital de Gaza, asesinando a civiles, pretendió ser presentado como un ataque israelí. Y sobre esta campaña de desinformación, que ocultaba un capítulo más del Holocausto del pueblo judío, se convocaron marchas masivas en universidades y ciudades de Occidente.
El origen de esta tragedia en el Medio Oriente es la decisión de un sector del mundo árabe de negar la posibilidad de un estado occidental en la región, de pretender erradicar la cultura y la sociedad de Occidente. En 1948, cuando una resolución de las Naciones Unidas creó el Estado de Israel y el Estado de Palestina, el mundo debió avanzar hacia un gran encuentro de la humanidad. Se hacía justicia al maltrato histórico del pueblo judío, desde el Imperio romano hasta el terrible Holocausto, con la creación del Estado de Israel, pero también se construía la paz con la organización del Estado de Palestina para los nuevos asentamientos creados bajo el protectorado británico.
Sin embargo, Egipto, Siria, Líbano, Arabia Saudita y la anterior Transjordania iniciaron una guerra sin cuartel para destruir el Estado Judío. Y allí empezó la tragedia de hoy.
Después del ataque terrorista de Hamás, después de la conversión de Hamás en el nuevo Estado islámico que decapita adultos y asesina niños, las sociedades occidentales no pueden dudar sobre en dónde está el enemigo de la libertad y los valores occidentales de tolerancia. Si algo así sucediese no solo se derrumbaría la posibilidad de la libertad en el Medio Oriente, sino que se organizaría una feroz ofensiva en las sociedades occidentales, en las principales ciudades de Occidente, en las cuales las corrientes comunistas y progresistas alentaron una migración masiva e irresponsable de países del Medio Oriente.

Si las sociedades occidentales no reaccionan, las libertades serán sepultadas por los fundamentalismos de todo tipo.

 

No se trata de oponerse a las migraciones a Occidente por criterios racistas o eurocentristas, como suelen sostener los comunistas y progresistas. Se trata de alentar una migración en la que los nuevos migrantes respeten la Constitución, las leyes y los principios con que se organizan los Estado de derecho en Occidente. Debido a la traición del progresismo multiculturalista, debido a esa construcción teórica posmoderna del multiculturalismo, en las principales ciudades de Occidente hay zonas liberadas de los estados de derecho, en las que rigen las leyes islámicas y desde las cuales se pretende asediar al resto de la sociedad.
Afortunadamente, luego del ataque de Hamás, algo parece haber cambiado para siempre en Occidente y los sectores que alertaban sobre esta tragedia ya no son llamados “racistas o xenófobos”. En Alemania se comienza a hablar de deportaciones masivas de los ilegales, en Francia se prohíbe el velo en las escuelas públicas y en Austria la policía y la sociedad comienzan a reaccionar frente a la violencia de minorías fundamentalistas. Hasta los principales donantes de las universidades de la Ivy League en Estados Unidos anuncian que dejarán de financiar a autoridades universitarias que toleran al estremecedor fundamentalismo islámico.
Si las sociedades occidentales no reaccionan, las libertades serán sepultadas por los fundamentalismos de todo tipo.

TOMADO DE: El Montonero

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *