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EL VIAJE INTERIOR

Gustavo Blanco Ocharan

gblancociticars@gmail.com

 

El camino de la espiritualidad se encuentra en el interior; entonces, ¿por qué te afanas en buscar respuestas afuera si todo el universo está condensado en tu corazón?
Siempre recuerda que la semilla de la Vida habita en ti y se le conoce como Ser Esencial, chispa divina, Espíritu Infinito, el Yo Soy.
Somos seres sociales, racionales y emocionales que convivimos e interactuamos, que pensamos y creamos, que sentimos y amamos; pero también, somos energías propulsoras de la vida que vibramos para trascender en armonía y en libertad.
Nuestro desarrollo integral suele estar acompañado por la constante satisfacción de necesidades; desde que venimos al mundo requerimos alimentación, hidratación, cobijo y cuidado tanto como cariño y  afecto; satisfechas las necesidades básicas requerimos ser saludables, instruirnos y educarnos; entonces de la casa familiar pasamos a la escuela, al instituto y la universidad para luego en busca de nuestra independencia accedemos a un trabajo o un medio que nos genere recursos, un negocio, un proyecto, un emprendimiento, un oficio.
Salvo alguna que otra particularidad la inmensa mayoría de seres humanos, por lo menos en occidente siguen el mismo camino estructurado dentro del paradigma de crecimiento, desarrollo y sostenimiento material que aprueba el sistema y respalda la costumbre.
Para los conservadores el panorama descrito es el escenario favorable mejor estructurado, a través del cual se puede desarrollar el individuo; para los críticos, los contestatarios, es el laberinto que sostiene la “carrera de ratas” que como queda dicho, el liberalismo promueve y el sistema respalda.
Entreambos extremos de alguna manera se instala la realidad fáctica, los hechos, el día a día, la experiencia particular; en ella, comprobamos objetivamente que tenemos una estructura, que el sistema genera dependencia, que estamos condicionados, que necesitamos movernos, que permanentemente buscamos llegar a la meta, al siguiente nivel, a lograr el aumento, a poner un negocio, a concretar un invento, ahorrar, comprar, invertir, crecer, competir, triunfar, vencer. Todo en busca de la anhelada felicidad, que paradójicamente siempre se torna esquiva.
dentro de ese proceso imparable, en medio de esa vorágine sofocante donde en algún momento surge la necesidad de parar, de olvidarnos del mundo externo, de repensar el sistema, de volver la mirada a nosotros mismo, de reiniciar el callado regreso a la fuente. Es en ese instante que iniciamos el viaje interior.
Cada quien tiene su momento para emprender la travesía interna; pero en la mayor parte de los casos, esta decisión emerge producto del agotamiento físico, mental y emocional que abre las puertas a la necesidad de buscar el sosiego y la paz espiritual. Satisfechas las necesidades humanas básicas, afloran las complementarias de bienestar y trascendencia.
Cuando observamos el universo infinito comprobamos que todo sigue un orden, hay armonía, hay vibración fluida, nada tiene porque forzarse, todo emerge, todo fluye y todo da fruto en el mismo instante que le corresponda, es cómo se comporta la naturaleza con autoridad, paciencia y sabiduría haciéndonos una sutil invitación a reencontrarnos con ese ritmo, el mismo que precisamente sostiene e inspira el viaje interior.
Hemos afirmado la importancia de Agradecer (A) por todo y a todos, Equilibrar (E) a través de observar y asimilar el proceso de expansión y contracción que rige la vida; en este artículo, subrayamos la importancia de Interiorizar (I)) nuestro crecimiento, observando, meditando disfrutando el viaje interior, experimentando nuestro potencial espiritual.
Todo viaje interior prescinde de rutas prediseñadas, porque debemos hacer camino al andar, prescinde también de guías, porque cada ser humano maneja sus propios instintos y fundamentos y porque cada camino se asemeja a las huellas digitales y al ADN es único, el viaje interior se realiza en silencio, con la práctica se adquiere fortaleza y sabiduría para no solo comprender los misterios de la vida sino aceptar, apreciar  y si es el caso perdonar toda ofensa y adversidad.
El viaje interior nos lleva a la iluminación que es expandir nuestra propia luz, reconociendo y aprendiendo de nuestras propias sombras; con hidalguía, nobleza e integridad. Entonces comprobamos que en el viaje interior, el mismo camino es a la vez el destino, en la ruta, no se aspira tanto a llegar como a aprender, buscando despertar nuevos estados de consciencia que nos lleven a ser cada vez más uno con el Todo.
El viaje interior puede empezar en el mismo momento que tu decidas descubrir tu verdadero Ser; aquel que no rechaza su ego sino que lo reconoce y acepta como una corriente que hay que encauzar, reconociendo que los ingredientes de la vida no se desechan sino se procesan, se transforman y canalizan.

California, Agosto 28,2022.

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