Miguel Ángel Rodríguez Mackay se va con la frente en alto, orgulloso de defender sus creencias, sus sólidos principios y los más caros intereses nacionales. ¡Cumplió con su deber!
Cuando el destacado internacionalista Miguel Ángel Rodríguez Mackay asumió la cartera de Relaciones Exteriores, muchos se preguntaron “¿cómo, no era de oposición?” y recibió constantes ataques de los caviares y comunistas, que aparte que consideran a esa cartera su feudo, no era de su línea ideológica y malograba sus ambiciones.
También la considerada derecha pegó en el grito en el cielo y se escandalizó, en su creencia que nadie debe apoyar a este Gobierno, porque Castillo debe caer.
Mucha gente no comprende que cuando la Patria te llama debes acudir a cooperar, no importa el precio de tu prestigio. Y eso hizo Miguel Ángel, qué, aplicando su sabiduría en el tema del derecho internacional y relaciones internacionales, aportó sus convicciones y defendió sus principios.
El Perú no tiene más que agradecer sus servicios y el presidente Castillo reconocer que hubo un relanzamiento de la Cancillería, muy anquilosada por los continuos cambios de ministros, alejada de su tradición y cegada por la ideología de izquierda.
Lo primero que hizo fue poner las cosas en orden, como reforzar las relaciones con Marruecos, afectadas por un reconocimiento a la seudo República Saharaui, que no existe, que afectaba el respeto a las fronteras y el trabajo de las Naciones Unidas.
En su visión de unidad latinoamericana, se proyectó en que Chile y Venezuela vuelvan a la Comunidad Andina de Naciones (CAN), y que la integrara también Argentina. Que la CAN y el Mercosur se acerquen más. Hay muchos otros proyectos que deslizó Miguel Ángel y que sería largo exponer.
Lo que muchos timoratos se morían de miedo en abordar, era que el Acuerdo de Escazú, debe estar bien archivado, porque afecta la soberanía y las inversiones en el Perú; y que nuestro pais debe adherirse a la Convención del Mar (Convemar), pues no integrarla perjudica los intereses nacionales, el estudio de los océanos, etc. Lo primero escandalizó a la izquierda ignorante y lo segundo anidó a los patrioteros que relucieron sus más bajas pasiones demagógicas.
Desgraciadamente estos temas son muy técnicos y los demagogos hacen de las suyas con clichés como “están asesinado los defensores de la Amazonía, hay que protegerlos con ese acuerdo” o “quieren mutilar el mar de Grau”.
Miguel Ángel tomó el toro por las astas, pero ya los demagogos habían ganado espacio y los envidiosos caviares y comunistas tenían su serrucho eléctrico para buscar remplazarlo y provocar su dimisión.
Me pregunto ¿qué bajo personaje tiene el presidente Castillo que mueve su cuna, y que lo hace enfrentar abiertamente a su ministro? El presidente está advertido que volver al pasado, en el tema, por ejemplo, de la seudo Rasd, ya es desafiar claramente a Marruecos, miembro destacado de la Liga Árabe e influyente país africano. ¿Sabrá el mandatario que no se está tratando el tema del desierto del Sahara?
El asunto de la Convemar, volverá al silencio y el Acuerdo de Escazú seguirá archivado en el Parlamento.
Miguel Ángel Rodríguez Mackay se va con la frente en alto, orgulloso de defender sus creencias, sus sólidos principios y los más caros intereses nacionales. ¡Cumplió con su deber!