LA REFORMA LABORAL Y LA PLENA LIBERTAD EN LOS CONTRATOS DE TRABAJO
Una de las grandes movilizaciones del Perú –tal como una vez se hizo en contra del terrorismo y la hiperinflación– debería ser la lucha contra la informalidad y las diversas formas de extralegalidad que afectan a más de 60% de la economía y la sociedad. Finalmente, la relación entre la informalidad y la pobreza es directa y evidente. Regiones como Puno, Cajamarca, Ayacucho y Huancavelica tienen una tasa de informalidad que supera el 80% e, igualmente, tienen las más altas tasas de pobreza del país, con más del 40% de la población afectada por este flagelo.
Una medida urgente para enfrentar la informalidad laboral
Para enfrentar la informalidad una de las claves es acabar con el Estado burocrático que crea infinidad de procedimientos, sobrerregulaciones, costos y empodera a los burócratas, mientras aplasta las iniciativas de la sociedad y del sector privado. El Estado se ha convertido en la principal muralla contra la inversión privada y debemos avanzar hacia la creación de un Estado simplificado, con no más de cinco trámites por sector, y con ventanillas únicas. No obstante, otra de las fuentes de la informalidad, es la legislación laboral que explica que más del 75% de los contratos de trabajo se desarrollen sin considerar un sistema de salud y menos un sistema previsional.
Hoy todos sabemos que la informalidad laboral no se explica por “la voracidad y explotación capitalista” de más del 85% de micro y pequeños empresarios, que proveen alrededor del 80% del empleo en el país, sino por la imposibilidad de firmar contratos de trabajo que luego pueden destruir las nacientes empresas por “la estabilidad y los derechos” que se declaran de aquí para allá.
Hoy todos entienden las causas de la informalidad laboral, pero nadie se atreve a desarrollar una reforma que cambie el panorama del mundo del trabajo. Una primera y fundamental reforma debería ser la plena libertad para contratar y cancelar la relación laboral de acuerdo a la productividad de las empresas. En otras palabras, los puestos de trabajo dependen de las economías de las empresas y no de ninguna declaración de derechos que solo pueden existir en el terreno de las ideologías.
La plena libertad en los contratos de trabajo debería avanzar acompañada de aportes mínimos de los trabajadores y empleadores al sistema de la seguridad social y a los sistemas previsionales privados, tal como sucede en cualquier sociedad desarrollada. De acuerdo a la legislación general de trabajo, el costo de un empleo representa alrededor del 50% de la remuneración mensual de un trabajador. El resultado: apenas 20% de los contratos de trabajo son formales y se produce el desfinanciamiento del sistema de seguridad social y la fragilidad financiera de los sistemas previsionales por el pequeño sector de trabajadores que aporta.
¿Por qué entonces en el Perú no se avanza hacia una reforma laboral que establezca la libertad en los contratos de trabajo? En la cultura política de las élites, en la academia, y en los partidos políticos, de una u otra manera, se ha instalado el relato marxista acerca de que los trabajadores crean la riqueza y los empresarios son los explotadores que extraen la plusvalía del trabajo.
Semejante narrativa persiste casi como una fe religiosa, no obstante que en la ex Unión Soviética, en el siglo XX, se produjeron las mayores expropiaciones de propiedad privada y se crearon la mayor cantidad de empresas estatales invocando la teoría acerca de que los trabajadores creaban la riqueza. El resultado: las economías soviéticas se convirtieron en las mayores fábricas de pobreza de la humanidad.
Muy por el contrario, en las economías desarrolladas, que han multiplicado los ingresos de los trabajadores, que han expandido como nunca en la historia los derechos sociales y en donde se suele alcanzar el pleno empleo, los contratos de trabajo tienden a ser libres y desregulados. Allí están los logros de los trabajadores en Estados Unidos, Hong Kong, Singapur, Australia, Nueva Zelanda y los países nórdicos, por mencionar algunos.
¿Por qué entonces no se avanza en la reforma laboral en el Perú?
TOMADO DE: El Montonero