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LA REPÚBLICA INCONCLUSA 

Escribe: César Campos R.

(…) la corrupción endémica a la que ya ni siquiera derrota la vergüenza social. La supervivencia y el ganar ventajas a costa del bien común  es el signo generalizado de nuestros tiempos. 

Tal el título de una de las obras escritas más logradas del catedrático universitario, ex decano del Colegio de Abogados de Lima y ex magistrado del Jurado Nacional de Elecciones, Raúl Chanamé Orbe, la misma que salió a la luz el año 2012 y ya va por su 8va edición ampliada y no corregida.

Tuve el privilegio de ser uno de los comentaristas de ésta última en acto realizado el jueves 22 de agosto en el Club Social Miraflores. Oportunidad donde abrimos a la reflexión un objetivo que, 200 años después de la supuesta independencia definitiva de España y su modelo virreinal, todavía agobia por verlo inalcanzable: el ideal republicano.

En forma erudita y enjundiosa, Chanamé aborda el ciclo de las jornadas independentistas desde fines del siglo XVIII, las proclamaciones libertarias y los vaivenes de nuestro país hasta el presente. Su tesis de la República inconclusa o inacabada no niega las bases incipientes de la misma pero juzga que nunca llegaron a consolidarse por las prácticas cesaristas, costumbres oligárquicas y las paupérrimas condiciones en las cuales viven muchos compatriotas.

Por ello es válida la esquematización primaria que hace el autor de las consecuencias acarreadas al sistema político: somos una república sin ciudadanos (el 2013, un año después de publicada la 1ra edición de este libro, el sociólogo Alberto Vergara lanzó su conocido ensayo “Ciudadanos sin República” extrapolando el desencuentro entre ambas categorías), una república sin democracia (grandes periodos de caudillismo, imperio del sable y la oligarquía sibilina alentando todo ello) y una república sin republicanos (es decir, sin institucionalidad)

Tal el cuadro general de esta visión crítica de nuestra evolución (o involución) bicentenaria cuya esencia nos apasiona a muchos. El 2021 llegué a calificar el republicanismo como “la angustia del eterno anhelo” tomando la frase de E. T. Hoffmann para definir la 5ta sinfonía de Bethoven. Sin embargo, el ángulo de la nación informal y chicha que también diseña la ausencia de ese ideal republicano merece una lectura más prolija por las nefastas proyecciones que nos concede en el futuro inmediato.

Ciertamente, muy poco profundizamos sobre este otro efecto nocivo de la forma en que se construyó la patria. No aludo solamente a la informalidad económica – ya existente en la etapa del virreinato – sino a la que echó raíces en la conducta promedio del peruano, muy diestro en incumplir la ley, imponer sus propios códigos (basta manejar auto en cualquier ciudad para comprobarlo), saborear el manifestarse como barra brava y estafar la confianza hasta de su misma familia.

Muy poco nos miramos en este espejo optando más bien por rasgarnos las vestiduras confundiendo el resultado con el origen. Por ejemplo, la corrupción endémica a la que ya ni siquiera derrota la vergüenza social. La supervivencia y el ganar ventajas a costa del bien común  es el signo generalizado de nuestros tiempos.

Quizás la 9na. edición de La República Inconclusa” pueda profundizar este punto en la brillante pluma del doctor Chanamé Orbe.

 Tomado de:  https://www.expreso.com.pe/opinion/la-republica-inconclusa/

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