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MINERÍA: NO BAJAR LA GUARDIA

Escribe: César Campos R.

Bajar la guardia ante la diversidad de desafíos acarreará golpes nocivos y letales a nuestra principal palanca de desarrollo.

Todas las últimas encuestas de opinión pública a nivel nacional, urbano y rural, han constatado la notable mejora en la percepción de los peruanos de a pie respecto a la actividad minera. Ipsos, por ejemplo, recogió – a la mitad del gobierno de Pedro Castillo Terrones – que un 70 % considera a la minería formal como beneficiosa frente a un 23 % que la juzga perjudicial. Igualmente, en un sondeo anterior, registró que el 83 % de compatriotas reconoce a esa industria como el motor de la economía nativa. 68 % cree que la agricultura y la minería formal   pueden desarrollarse y apoyarse mutuamente.

Tal es el criterio formado luego de una intensa tarea de esclarecimiento en torno a la minería moderna, responsable y sustentable, atacada con vileza desde las trincheras de la izquierda y sus ONG. Sin embargo, una manera alternativa de abordar los indicadores, nos persuaden de que el trabajo aún no concluye y es imprescindible mantenerse en pie de lucha ante una extraña coalición de intereses que puede revertir lo avanzado.

Así lo ha hecho Paula Cantuarias, Consultora Estratégica en Relaciones Corporativas de Dinamic Company quien, utilizando un programa de inteligencia artificial, ha logrado rastrear el humor ciudadano sobre el universo minero en las redes sociales. Ahí salta como conejo de una galera de mago el persistente activismo anti minería y sus manifestaciones negativas.

Entrevistada por José María “Chema” Salcedo en PBO Radio, Cantuarias identificó las fuentes del rechazo (político, ambiental, laboral o sin fundamento claro) en distintas regiones, detectando su amplitud en el centro del país y una situación aún más crítica en el sur y el oriente, pero con la mayoría de la conversación originándose en Lima.

Pregunté sobre el particular a Iván Arenas – comunicador, especialista en gestión pública y relaciones comunitarias en minería e hidrocarburos – durante el programa RUMBO MINERO que transmitimos ayer a través de Willax TV y PBO.

Su respuesta articuló una perspectiva interesante: la anti minería (entendida así a la que se ejerce contra las grandes y medianas empresas formales) no solo proviene de quienes engordan los bolsillos pasando por ambientalistas, sino también de las agendas políticas (Antauro Humala es hoy el principal exponente) y de los mismos actores mineros ilegales pero también buena parte de los informales o artesanales. Arenas, quien opta por llamar “no formales” a este espectro, subraya que tal cuadro es verificable en diversas zonas del país y ha retomado fuerza en Cajamarca.

Entonces, queda clara la multidimensionalidad del problema y la urgencia de armonizar mejor la minería formal e informal. No todo es blanco o negro en esta materia, polarización conceptual surgida a raíz de los trágicos episodios ocurridos en la minera Poderosa de Pataz. Bajar la guardia ante la diversidad de desafíos acarreará golpes nocivos y letales a nuestra principal palanca de desarrollo.

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