En contraposición a las falacias y mitos propagados por los detractores de la minería y la izquierda radical, la minería moderna y responsable no entra en conflicto con la agricultura ni agota los recursos hídricos tan necesarios para esta última. Por el contrario, diversas empresas del sector minero-energético promueven proyectos agropecuarios y realizan obras en beneficio de los agricultores en las áreas donde operan, reconociendo la importancia de este sector productivo y su contribución al desarrollo regional.
Hoy se inaugura la convención agrominera Agromin-2024
El ministro de Energía y Minas, Rómulo Mucho, sostiene que «la agricultura y la minería son actividades inseparables que no compiten, sino que se complementan, avanzando ambas en su modernización tecnológica. Comparten técnicas similares en sus procesos productivos y gestionan eficientemente el recurso hídrico, fundamental para su sostenibilidad».
Estas reflexiones adquieren relevancia en el contexto de la inauguración de la III Convención Agro-Minera, Agromin-2024, donde se abordará el desarrollo conjunto de la minería y la agricultura en el país. Este evento facilitará el intercambio de experiencias entre ambos sectores económicos y promoverá la colaboración y sinergias que favorezcan su interacción.
A pesar de la percepción errónea de que la minería afecta el suministro de agua para la agricultura en Perú, datos oficiales recientes desmienten este mito. Según la Autoridad Nacional del Agua (ANA), el 80% del agua dulce del país se destina a la agricultura, mientras que solo el 2% se utiliza en la minería. En otras palabras, la agricultura consume 40 veces más agua que la minería, lo que hace poco plausible que esta última perjudique a la primera.
El país apenas utiliza apenas un fracción de los recursos hídricos, porque el 95% del agua se desperdicia en los océanos debido a la falta de infraestructuras de retención. Los expertos sugieren la construcción de represas y canales para aprovechar más de treinta ríos, lo que no solo mitigaría desastres naturales, sino que también incrementaría la disponibilidad de riego para la agricultura.
Las empresas mineras podrían ser clave en el desarrollo de proyectos de infraestructura hidráulica en diversas regiones del Perú. Por ejemplo, Southern Perú, los agricultores de Tacna y el sector Agricultura han concretado la contrucción de la represa Cularjahuira y más adelante se construirá la represa Callazas estableciendo una alianza indisoluble entre minería y agricultura.
La represa de Chonta, uno de los proyectos de infraestructura hidráulica más esperados y anhelados por los agricultores cajamarquinos, está ubicada en la misma zona del llamado “cinturón de cobre del norte” –que incluye a las minas El Galeno, Conga, La Granja, Michiquillay y Cañariaco Norte–, por lo que los concesionarios de las minas han propuesto financiar (mediante diversos mecanismos) la construcción de la represa, cuya inversión supera los S/ 550 millones. Con esta represa habría agua potable para varios distritos de Cajamarca, lo que beneficiaría a una población de más de 300,00 habitantes. Además habría agua para riego agrícola en 6,530 nuevas hectáreas, que beneficiaría a 5,760 agricultores.
En suma, la relación entre la minería y la agricultura en Perú debe ser de complementariedad y cooperación, para gestionar de manera eficiente los recursos hídricos y promover el desarrollo sostenible de ambos sectores económicos.