indeseables manipulados por la propia PUCP no pueden agraviar a un pueblo eminentemente católico
La mal llamada Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) tuvo que suspender la obra teatral “María Maricón”, presentada por la Facultad de Artes Escénicas (FARES), cuyo decano es Raúl Romero Cevallos, Marissa Béjar Miranda es la Directora de la carrera de Creación y Producción Escénica, Danilo Yánac Talaverano el Secretario Académico y Paloma Carpio Valdeavellano la Directora de Estudios, todos ellos responsables de tamaña blasfemia.
Otra de las responsables es Nelly Nereida Hernando Urbina quien firmó la aberrante Resolución Directoral N.° 001324-2024-DGIA-VMPCIC/MC, expedida por la Dirección General de Industrias Culturales y Artes, que otorgó la calificación de espectáculo público cultural no deportivo, a lo que planeaba la PUCP.
“Esta resolución ha sido suscrita por la directora general de Industrias Culturales y Artes, sin conocimiento del Despacho Viceministerial de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, ni del Despacho Ministerial”, comunicó el ministro de Cultura, Fabricio Valencia, responsable político de tamaña afrenta.
A través de un comunicado la PUCP señaló: “Comunicamos que se suspende la realización del Festival y que llevaremos a cabo los procesos necesarios con la finalidad de que situaciones como esta no vuelvan a suceder”.
El estreno de la obra o mejor dicho de semejante porquería, era parte del Festival Saliendo de la Caja, el cual desató con justo derecho una controversia debido a su promoción, que incluyó un flyer en el que un actor aparece con símbolos tradicionales asociados a la Virgen María, madre de todos los católicos.
La imagen que atenta flagrantemente contra la fe católica, causó repulsa entre los fieles, quienes acusaron al proyecto de atentar contra los valores religiosos y de promover la blasfemia.
Finalmente, la PUCP sostuvo: “Ante los cuestionamientos a las piezas gráficas de una de las obras presentadas en el Festival, rechazamos el mal uso de símbolos religiosos y expresamos las disculpas a la comunidad y a la opinión pública, con lo cual ratificamos los principios católicos que rigen nuestra institución”.
La libertad de religión no puede mellar la libertad de expresión, primero está el respeto a la fe católica e indeseables manipulados por la propia PUCP no pueden agraviar a un pueblo eminentemente católico.
Más aún, es una vergüenza que la Defensoría del Pueblo, el ministerio de Justicia y el de la Mujer y Poblaciones Vulnerables no hayan emitido pronunciamiento alguno.
El Perú es un país católico y es hora que se respete la religiosidad existente, es propio de malnacidos atentar contra la fe católica.