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OPINIÓN/ ¡El aeropuerto más moderno de Sudamérica sin puente ni Estado!

(El Montonero).- El domingo 30 de marzo el nuevo aeropuerto Jorge Chávez estará listo para recibir 80,000 pasajeros diarios, y la noticia acerca de que se tratará del terminal aéreo más moderno de Sudamérica revela el potencial del modelo económico peruano, en que el sector privado parece sacar notas aprobatorias superlativas. Sin embargo, la información acerca de que los pasajeros apenas salgan de la moderna infraestructura se estrellarán contra todas las miserias y pobreza de nuestra sociedad desvela el fracaso general del Estado.

Situación del terminal aeroportuario revela el fracaso total de lo público

 

Los pasajeros del nuevo aeropuerto apenas abandonen el terminal contemplarán el río Rímac cubierto de basura, asentamientos con servicios precarios, extrema pobreza y delincuencia. A pesar de que las obras están avanzadas en más del 99% la falta del puente Santa Rosa para atravesar el río Rímac y conectar con el terminal aéreo nos indica que el moderno aeropuerto se convertirá en un enclave de modernidad, una isla de eficiencia y prosperidad, rodeada de sectores de pobreza y exclusión. El único responsable de este contraste que hiere: el Estado burocrático, enemigo del modelo y de la prosperidad nacional, no obstante que le sobran recursos por los impuestos que paga el sector privado.

Desde el 2018 hasta la fecha 13 ministros han pasado por el despacho de Transportes y Comunicaciones (MTC), pero el puente Santa Rosa recién se concretará en los siguientes años. Uno de los aeropuertos más modernos de la región, pero sin entrada ni salida adecuada, con un puente provisional para sortear la emergencia y desvíos improvisados.

La imagen del aeropuerto Jorge Chávez es la imagen del modelo económico y social en el Perú. El nuevo Jorge Chávez es una isla de modernidad, tecnología y eficiencia, rodeada de bolsones de pobreza y exclusión, de falta de servicios en transporte, en salubridad, en seguridad ciudadana; una isla de eficiencia y modernidad rodeada de un Estado fallido.

La imagen del aeropuerto Jorge Chávez y la falta de conectividad es la misma imagen de las minas modernas que invierten en los Andes, generan islas de modernidad y prosperidad, a través de buenas escuelas y postas médicas, pero que están rodeadas de sociedades que mantienen todas las limitaciones y carencias de siglos pasados.

Incluso la falta de agua y alcantarillado es la nota distintiva de estas realidades. Semejante estado de cosas sucede pese a que los ministerios, los gobiernos regionales y municipales están repletos de recursos fiscales a través de los impuestos que pagan las minas modernas. Las minas generan riqueza, pero el Estado fracasa en todo, fracasa de principio a fin.

La misma imagen del mejor aeropuerto de Sudamérica rodeado de bolsones de pobreza y falta de servicios se puede aplicar a las agroexportaciones nacionales. Las empresas modernas agrarias han desarrollado grandes inversiones hidráulicas en las tierras ganadas al desierto -alrededor del 5% de las tierras agrícolas- y han desarrollado un boom agroexportador que ha sorprendido al mundo y que ha generado una impresionante reducción de pobreza en las regiones agrarias.

Sin embargo, el 95% de tierras restantes están conducidas por pequeños minifundistas que desarrollan agricultura familiar, agricultura de sobrevivencia y de pobreza en general, por falta de infraestructuras hídricas, por falta de títulos de propiedad, por ausencia de asociatividad para conseguir créditos y capitales en general.

El único responsable de la situación de los pequeños parceleros: el Estado. De esta manera en la agroexportación como en el aeropuerto Jorge Chávez, como en las minas modernas en los Andes, se construyen islas de prosperidad y modernidad rodeadas de pobreza y exclusión.

El Estado, pues, es el peor enemigo del modelo económico y la prosperidad nacional. No obstante que hoy el Estado consume un tercio de los US $260,000 millones del PBI nacional –a través de ministerios, gobiernos regionales, municipios y empresas públicas– es incapaz de construir puentes, sistemas de agua y desagüe, proveer seguridad ciudadana y entregar títulos de propiedad. Un Estado enorme, pero fallido en todo.

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