En este gran fraude político, está comprometido todo el Consejo de Ministros, empleados de la Presidencia de la República, de la Guardia de Seguridad, personal operativo, médico tratante, y todo el equipo que se necesita para este tipo de cirugías.
Siendo la presidenta de la República la primera funcionaría del país, pasa a ser persona pública, porque su comportamiento interesa a toda la Nación, incluyendo su estado de salud, porque de ello depende el destino de un gobierno.
En su ausencia de aproximadamente 15 días, dejó de cumplir con sus obligaciones que le impone la Constitución en el artículo 118, tales como dirigir la política general del gobierno, velar por el orden interno y la Seguridad Exterior de la República, firmar y mandar a publicar las leyes que vengan del Congreso, dirigir la política exterior y las relaciones internacionales, presidir el sistema de defensa nacional, dictar decretos de urgencia, ser Jefe de las Fuerzas Armadas y Policiales, entre otras.
Dada la situación especial de no tener vicepresidente, la normatividad prevé que, en estos casos, el presidente del Congreso asume cualquier ausencia, incluyendo las generadas por motivos de salud, siempre y cuando éstas provengan de cualquier enfermedad común y corriente; y no como en este caso, que es un acto cosmético y sin ninguna importancia para los destinos del país, lo que convierte en una grave omisión de funciones que debe ser producto de una vacancia.
Por esa razón, la presidenta se practicó la cirugía cosmética a ocultas y escondidas de la población a quien debe dar cuenta de sus hechos, hizo desalojar la clínica donde se operó para que nadie se percatase de su presencia, se realizó un operativo policial que resguardó la manzana entera, probablemente, con agentes de civil y con vehículos sin identificar, para mantener oculto este acto totalmente cuestionable mientras que el país se desangra por la inseguridad ciudadana.
Y, lo que es peor, lo hizo en medio de una crisis generada por la intoxicación de niños del programa Qali Warma quienes consumieron alimentos contaminados. Esto lo sabía todo el Consejo de Ministros, especialmente el ministro del Interior que facilitó, seguramente, el operativo de ocultamiento y congresistas.
Todos los medios de prensa venían informando anticipadamente sobre este luctuoso hecho; sin embargo, el día de ayer la mandataria en un Informe a la Nación, tratando de engañar y burlarse de la opinión pública dijo que se sometió a una intervención quirúrgica por problemas respiratorios originados en sus fosas nasales.
De haber sido cierto esto, no hubiera tenido que tender todo un enmascaramiento porque públicamente tenía que dar cuenta a los Organismos y Poderes del Estado para la prevención del caso.
En este gran fraude político, está comprometido todo el Consejo de Ministros, empleados de la Presidencia de la República, de la Guardia de Seguridad, personal operativo, médico tratante, y todo el equipo que se necesita para este tipo de cirugías.
El único camino para recuperar el decoro y la dignidad política es promover la vacancia de un mandatario, que por sus vanos intereses estéticos ha puesto en riesgo la Seguridad del País.