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OPINIÓN/ ¿Trump reconocerá a Maduro como Presidente de Venezuela?

Por Luis Gonzales Posada.

Constituye un derecho soberano del gobierno norteamericano, y de cualquier gobierno del mundo, fijar su política migratoria; es decir, determinar quiénes pueden ingresar a su territorio y bajo qué condiciones; potestad extensiva a expulsar ilegales y a los que cometen actos delictivos.

Trump ha decidido ejercer esa atribución a plenitud, iniciando la repatriación de 11 millones de indocumentados, de los cuales 300 mil son peruanos. Inclusive, anuncia que habilitará 30 mil celdas en la base naval en la Bahía de Guantánamo, Cuba, para trasladar a los más peligrosos o con antecedentes criminales; medida controversial, pero legítima, siempre y cuando no se violenten los derechos humanos de los detenidos.

En este contexto, ocurrió un bochornoso incidente diplomático provocado irresponsablemente por el beodo mandatario colombiano, Gustavo Petro, quien después de autorizar que aterricen dos aviones norteamericanos con deportados de su país, suspendió el permiso cuando las aeronaves estaban en vuelo.

Para Trump, empero, la verdadera prueba de autoridad será impulsar la caída de Nicolás Maduro, jefe de una narco dictadura que ha convertido Venezuela en cárcel a cielo abierto, exportando feroces bandas de asesinos como el Tren de Aragua y provocando el exilio de 8 millones de seres humanos.

La respuesta de Washington fue anunciar la imposición de 25 % de aranceles a los productos colombianos y 50% la siguiente semana; suspender las actividades de la oficina de visas en Bogotá y advertir que aplicarán la Ley IEEPA (The International Emergency Economic Powers Act), que contempla congelar activos de empresas, personas y entidades gubernamentales, bloquear préstamos del Banco Mundial y del FMI, así como transacciones bancarias bilaterales.

En esas circunstancias la prensa recordó que el 2024, durante la presidencia de Joe Biden, llegaron 14 mil deportados en 124 vuelos, sin que Petro dijera una palabra de disconformidad, como hace ahora.

Ante las amenazas, Petro retrocedió por las catastróficas consecuencias económicas que traería esas retaliaciones, que inclusive podrían afectar el curso del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Norteamérica, destino del 29% de sus exportaciones al mundo.

Así, de bravucón, el lider del movimiento llamado Pacto Histórico pasó a ser un político sumiso, enterrando el discurso patriotero y antiimperialista, cargado de referencias al Libertador; y, contrito, abrió el espacio aéreo para recibir a cientos de sus compatriotas; pero, al mismo tiempo, lanzó un zarpazo demagógico contra Washington al comparar las redadas que llevan adelante con los operativos de la Alemania nazi.

En ese contexto, el republicano también ha firmado una orden ejecutiva suspendiendo 90 días la entrega de fondos de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), que compromete 650 millones de dólares para el Perú en los próximos cinco años, medida igualmente inobjetable porque un donador tiene derecho a fiscalizar el empleo del dinero que facilita, en su mayor parte destinado a reducir el cultivo ilegal de hojas de coca.

Para Trump, empero, la verdadera prueba de autoridad será impulsar la caída de Nicolás Maduro, jefe de una narco dictadura que ha convertido Venezuela en cárcel a cielo abierto, exportando feroces bandas de asesinos como el Tren de Aragua y provocando el exilio de 8 millones de seres humanos.

El presidente estadounidense conoce bien que el chavismo sobrevive gracias a que Chevrón, Texaco, Mobil y Exxon explotan los yacimientos de la Franja del Orinoco, transportando crudo ligero a las refinerías de Illinois, Texas y Louisiana, que en el periodo 2022-2023 reportaron compras equivalentes a 17,650 millones de dólares, monto que sustenta 58% de los ingresos del régimen.

Pregunta final: Si Washington ha reconocido la victoria del opositor González Urrutia, que obtuvo el  67% de votos, ¿mantendrá o suspenderá relaciones diplomáticas con un gobernante espurio?. La respuesta a esa interrogante definirá la geopolítica de la región y pondrá a prueba el liderazgo del jefe de la Casa Blanca. Los demócratas del hemisferio esperan firmeza y consecuencia de Trump, no vacilaciones, porque, de hacerlo, estaría legitimando una satrapía infame.

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