La oposición acusa a Erdoğan de utilizar los organismos del Estado y fondos para su reelección. Asimismo, tiene la ventaja del vasallaje de la prensa
El 14 de mayo Turquía tendrá elecciones generales, en un ambiente de odio y persecución a los opositores, grave crisis económica, desgobierno y chantaje a países europeos.
Salvo un milagro, se da por descontado que el ganador será Recep Tayyip Erdoğan -y todavía presentándose ilegalmente (contra la Constitución) a un tercer mandato-, el actual mandatario que maneja el país despóticamente desde el año 2003. Tiene todo el poder de las instituciones estatales, incluido el electoral y sería reelecto a pesar de todos los problemas antes señalados y el mal manejo de la crisis por el terremoto, demorando 72 horas la intervención de las Fuerzas Armadas, en las que se pudo salvar muchas vidas. Además, el fondo anti desastres se evaporó, porque fue malversado anteriormente por su Gobierno.
A la elección presidencial competirán la Alianza Popular (Erdoğan) y la opositora Alianza Nacional, para el Legislativo pugnarán 36 partidos.
Erdoğan convirtió a su país en potencia militar, pero a nivel interno, devaluó la democracia y lo convirtió en un Estado totalitario y violador de los derechos humanos. Persiguió y persigue en forma inmisericorde a los miembros del Movimiento Hizmet (Gülen), una organización pacifista, basada en promocionar lo cultural y educativo, y en el voluntarismo en favor de los pobres: les quitó sus colegios y universidades, los expulsó de las instituciones públicas y FF. AA. y los apresó en cárceles con tratos inhumanos.
Lo peor de todo es que declaró al Movimiento como subversivo y ha montado una cacería a sus miembros en todo el mundo, con innumerables pedidos de extradición o incluso secuestrándolos. Países como Alemania, Gran Bretaña, EE. UU., Suecia, Brasil, Panamá y el Perú, entre otros, han rechazado sus solicitudes de extradición.
Del mismo modo, Erdoğan ha purgado a miles de funcionarios públicos y/o enviados a prisión, por considerar que su lealtad era insuficiente.
La oposición, de otro lado, lo acusa de utilizar los organismos del Estado y fondos para su reelección. Asimismo, tiene la ventaja del vasallaje de la prensa.
El candidato de la oposición es el denominado “Gandhi turco” Kemal Kiliçdaroglu, de 74 años, quien ha señalado que «hoy estamos muy cerca de derrocar el trono de los tiranos, créanme». Analistas políticos dicen de él que es la “antítesis de Erdoğan”.
Turquía necesita un cambio de rumbo en el que se destierre la belicosidad y el odio que ha impuesto Erdoğan en la sociedad. Los analistas señalan que, luego de Erdoğan, se necesitará entre 10 y 20 años más para reparar el odio contra los miembros del Movimiento Hizmet y que recuperen sus propiedades y negocios.
Son 10 años de padecimiento que el despótico presidente turco ha causado a los miembros del Movimiento Hizmet y sus familias, los cuales reiteramos han perdido todo y lo peor sufren por la separación de sus familias por muerte, prisión y huida al extranjero, en donde muchos se encuentran en calidad de refugiados, desarraigados de su tierra y con la Espada de Damocles de si serán extraditados hacia una muerte o cautiverio seguro. Insistimos que el Perú, por razones de derechos humanos y justicia, no debe firmar ningún acuerdo de extradición con gobiernos tiránicos y opresores como el turco.
El Hizmet es el movimiento más pacífico del Islam. Fue creado por el erudito, predicador y teólogo Fethullah Gülen, quien por razones médicas está radicado en Pensilvania desde 1999.
Basado en la fe islámica, pero abierto a todas las religiones, es un movimiento altruista, propulsor de valores, educativo, intercultural e interreligioso.
Sobre la democracia Gülen expresa que “se ha ido desarrollando con el tiempo. Ha atravesado muchas etapas diferentes y seguirá evolucionando y perfeccionando en el futuro. Con el tiempo se irá transformando en un sistema más humano y justo, basado en la rectitud y en la realidad. Si consideramos a los seres humanos en su conjunto,, sin descartar la dimensión espiritual de su existencia y de sus necesidades espirituales, y sin olvidar que la vida humana no se limita a esta vida mortal y que todo el mundo tiene un fuerte anhelo de eternidad, entonces la democracia podría alcanzar una cima de perfección y proporcionaría todavía más felicidad a la humanidad. Los principios islámicos de igualdad tolerancia y justicia pueden ayudar a que ocurra precisamente eso”.
El Hizmet está abierto a todos. La injusta persecución que sufre permitió que el mundo lo conozca de cerca y él conozca el mundo paliando sus problemas con servicio y fuerza espiritual.