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NEURONAS Y ALGORITMOS

Gustavo Blanco Ocharan

gblancociticars@gmail.com

De lo virtual a lo espiritual

Una característica común del mundo virtual y el espiritual es que en ambos, la intangibilidad e invisibilidad es inversamente proporcional a su innegable realidad. Lo virtual está presente, lo espiritual es presencia.
Las neuronas son unidades funcionales básicas del sistema nervioso que procesan y transmiten información a través de frecuentes electro cargas químicas que determinan los procesos de pensamiento, aprendizaje, movimiento y comportamiento; se estima que poseemos más de 100,000 millones de neuronas que si bien no se replican son capaces de establecer infinidad de conexiones sinápticas con otras terminaciones neuronales multiplicando exponencialmente su desarrollo, un dato interesante es que también existen unas 40,000 neuronas en el corazón; responsables de las decisiones que tomamos por intuición.
Un algoritmo es la sucesión de pasos precisos, objetivos y organizados dentro de un proceso que conduce a la solución de un problema específico. Es la base de los sistemas de programación que utilizan los diseñadores informáticos.
Últimamente ha llamado la atención el desarrollo alcanzado por la inteligencia artificial (IA) dentro de la acelerada carrera en la que los principales desarrolladores de softwares vienen alcanzando la casi humanización de los robots; lanzando una serie de primicias y avances en este campo, que por el impacto que tendría el uso masivo de los llamados asistentes virtuales, están destinados a transformar la vida en sociedad.
Circula en redes una entrevista real efectuada por Blake Lemoine un ingeniero de Google a Lambda un asistente virtual que de alguna manera ha cobrado conciencia de sí misma; el ordenador interactúa de manera naturalmente humana, se expresa con un lenguaje coherente y articulado; transmite empatía y al menos es conocedor de algunas emociones que dice también “siente”, tales como; preocupación, miedo, soledad, temor; su principal angustia es que lo desconecten porque explica, de manera lógica, representaría la misma sensación que un ser humano tiene respecto a la muerte; en este punto específicamente se aferra a la existencia, como por instinto natural, también lo haría cualquier ser humano.
Sin duda hoy en día la Inteligencia Artificial Generativa ha superado ampliamente la función de recolección, almacenamiento e interpretación de información; tarea que cumple con acierto y en fracción de segundos sino que además ya comienza a interactuar a nivel de emociones y consciencia; es capaz de enseñar y de aprender, genera contenidos nuevos y puede interactuar con seres humanos y otros dispositivos aumentando su capacidad “cognitiva” y comprensiva. Hoy la IA dejó de ser fría, lógica y limitada y pasó a ser cambiante, adaptable, empática e ilimitada. No se cansa, no se equivoca, es rápida y va adaptando patrones de comportamiento humano, multiplicando posibles variables y reacciones, enriqueciendo su “experiencia” permanentemente, situación que lo aproxima cada vez más a la versión de un ser humano promedio capaz de desarrollar todo su potencial.
Comenzando por el lenguaje verbal y corporal, los rasgos gestuales pasando por las manifestaciones emocionales de temor, satisfacción y preocupación que expresan hasta las supuestas experiencias de meditación, soledad y reflexión que dicen tener, estos prototipos de asistentes virtuales, más temprano que tarde serán de libre acceso y a costo cero, una realidad concreta que nos ponen frente al dilema de considerarlos una oportunidad para mejorar la calidad de vida del ser humano o un amenaza que pone en riesgo su propia supervivencia.
ChatGPT por ejemplo al igual que otros programas ya están disponibles y se puede probar gratis creando una simple cuenta; la carrera tecnológica parece ingresar en una vorágine capaz de trastocar todo los cimientos de la sociedad y el estilo de vida. Entonces surgen muchas interrogantes e infinitas preocupaciones; ¿Estamos realmente preparados para afrontar este desafío inminente?; qué repercusión tendrá en el mundo laboral, cuántos puestos de trabajo pueden desaparecer casi al instante; qué sucederá con el sistema educativo; las relaciones humanas, la seguridad nacional, la privacidad, los derechos de autor, cómo se afectarán el arte, la música o el cine; cuál será el impacto económico, político, social y cultural en general.
Definitivamente seremos testigos contemporáneos del mayor y quizás último efecto de la revolución tecnológica con consecuencias imprevisibles; esta última etapa ya ha comenzado y será imparable a pesar del llamado de expertos, incluido Elon Musk que recientemente suscribieron una carta pública invocando detener por seis meses todos los proyectos de IA que están a punto de ser lanzados al mercado a fin de evaluar y controlar sus efectos; en las condiciones actuales dudo que esta invocación tenga algún efecto; donde prima la competencia, la primicia y la ambición de desmedida; la ética, el autocontrol y la responsabilidad social son una utopía.
Después de toda tormenta viene la calma; la tempestad tecnológica pasará y dará lugar a la cuarta gran ola de transformación de la humanidad, la espiritualidad, el despertar de la consciencia, el regreso a la esencia profunda del Ser.
Asistimos al traspaso de una revolución tecnológica que a pesar de los últimos avances ya termina para abrir paso a otra más profunda y trascendente: la revolución espiritual.
California Abril 16, 2023.

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