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RELACIONES ENTRE PERÚ Y MARRUECOS VUELVEN A LA NORMALIDAD

Escribe: Ricardo Sánchez Serra

 

El Perú está respetando a un país amigo, el Reino de Marruecos, la marroquinidad del Sahara y un apoyo a los esfuerzos de las Naciones Unidas, para la solución de un quimérico conflicto, creado artificialmente por Argelia

 

El Perú, al suspender las relaciones diplomáticas con una nación inexistente como la pseudo RASD, ha vuelto a la normalidad en su política exterior y en sus relaciones internacionales.
Sinceramente creo que en los gobernantes peruanos volvió el sentido común, la lógica, la razón, el respeto a la integridad territorial, al derecho internacional, el ser un país confiable y amigo de los amigos.
Agregó que era inconcebible que el gobierno del golpista presidente Pedro Castillo, hoy en las cárceles peruanas, haya cedido a su ideología comunista, obedeciendo órdenes del subversivo Foro de Sao Paulo y reconocido a un ente inexistente, que, por ello, no estaba reconocido por las Naciones Unidas o la Unión Europea, ni por más de 160 países del orbe.
Peor aún, que los cabecillas del Polisario, marionetas de Argelia, tengan comprobados vínculos con el terrorismo y el narcotráfico y sufriendo el Perú con estos males, el gobierno anterior, de Castillo y sus malos asesores enquistados en la Cancillería-, sabiendo todo ello, haya realizado el crimen de restablecer relaciones con bandidos.
El Perú ha vuelto a amistarse con Marruecos, una nación amiga, geopolíticamente influyente, del que nunca debió alejarse por los estrechos vínculos de cooperación y ahora sí podremos celebrar con justicia, el próximo año, los 60 años de establecimiento de relaciones diplomáticas.
Debo congratular a la presidente Dina Boluarte, al primer ministro Alberto Otárola y a la Cancillería por la rectificación. Asimismo, a los congresistas, en especial al novísimo Grupo Parlamentario de Apoyo al Plan Marroquí de Autonomía, a los periodistas e internacionalistas y otras autoridades que se pronunciaron para que el Perú recobre la sensatez en sus relaciones internacionales y recupere la tradicional política exterior, de los que nunca debió apartarse. También una cálida felicitación al embajador de Marruecos, Amin Chaoudri y su equipo, que ante tantos zarandeos nunca perdieron la fe y la confianza en el Perú.
El Perú está respetando a un país amigo, el Reino de Marruecos, la marroquinidad del Sahara y un apoyo a los esfuerzos de las Naciones Unidas, para la solución de un quimérico conflicto, creado artificialmente por Argelia.
Esto es solo el inicio, el Perú debe seguir el camino de reconocer la soberanía de Marruecos, histórica y jurídica, sobre su Sahara, como lo hacen tantas naciones como Estados Unidos, Israel, muchos países árabes y africanos y apoyar la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007 como la base más seria, creíble y realista para la resolución definitiva, de la que solo se habla ya en la ONU y en el concierto internacional. E incluso, para demostrar -después de tantos vaivenes perjudiciales-, una auténtica amistad con Marruecos porque se la debemos, abrir un Consulado en Dakhla o Laayoune, como decenas de países ya lo hicieron.

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