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QUÉ HACER HOY POR LA PATRIA

Escribe: Elmer Barrio de Mendoza*

 

Lo esencial es girar. Girar del insulto a la propuesta y del anti al pro. Lograr la mayoría por lo que se puede alcanzar y no por lo que se debe proscribir. Tenemos dos décadas en esto y estamos donde y como estamos.

 

Cuando una sociedad decide no conversar -o conversar a cambio de imponer algo, cualquier cosa- entra en un círculo vicioso donde lo mejor que puede pasar es que nos mordamos la cola y que el dolor nos haga ver que debemos conversar de verdad.
Alguien dirá que el Perú ya tiene la cola destrozada y que la figura ya no cabe pero algún otro afirmará (por ejemplo yo) que sólo nos falta encontrar la fórmula.

¿Pelotudeces democráticas?

Llevamos más de cincuenta años enfrascados en discusiones ideológicas. Derecha e izquierda han mutado abundantemente pero continúan siendo trincheras inexpugnables donde unos hablan con unos y otros con otros pero jamás unos con otros y menos otros con unos. El centro sólo es un conjunto de coartadas para la indefinición explícita.
El debate político se ha vuelto principalmente crematístico. Por supuesto, nadie lo admite pero investigaciones y descubrimientos secuenciales lo confirman de modo contundente e inocultable.
La democracia no puede ser casquivana ni proclive a apañar delitos y delincuentes y lamentablemente eso es lo que nos ofrecen hoy los partidos y franquicias que hay en el menú.
No deja de ser curioso que en este momento exista una amplia percepción pública de corrupción por parte de Guillermo Bermejo, que fue quien dijo aquello de las “pelotudeces democráticas”. También es  sorprendente que este señor, que está embarrado hasta el mentón, cuente con los “adalides de la moral congresal” como compañeros de bancada y hasta ahora como encubridores de sus trapacerías.
No se trata de autoproclamas, se trata de desempeños y de resultados. Se trata, por otro lado, de ver con los ojos muy abiertos, de escuchar con las dos orejas, de tener ganas de aceptar lo razonable y de votar por lo mejor, lo proponga quien lo proponga.
¿Es mucho pedir?

El partido propio

Otra tragedia es la vocación de construir un partido en función a un presunto líder. Pareciera que muchos se sienten líderes predestinados y que necesitan una organización ad hoc que los arrope. La única consecuencia posible de ese procedimiento es que el partido quede sometido a la conducta de una persona y que sujete su destino a los avatares de su vida política, económica, social y familiar. Eso puede construir a un dictador pero jamás a un conductor de la sociedad hacia el bienestar.
Sin embargo en el Perú hay no menos de cuatro partidos que tienen dueño y la tendencia apunta por allí. Resulta evidente que la reforma política promovida por Martín Vizcarra, en comparsa con Fernando Tuesta, tuvo resultados desastrosos.
Un dueño en cierne de un partido en fase final de reconocimiento es precisamente el ex Presidente Vizcarra. O sea que lo de los partidos sólidos fue sólo un cuento de El Lagarto. Tuesta fue, en la mejor hipótesis, un tonto útil.

La ausencia de un líder

Sucede que al Perú le gustan los líderes. Sucede que en el Perú no hay ninguno hace tiempo. A veces los peruanos inventamos lideres donde no hay.
Inventamos a Toledo, inventamos a Humala, inventamos a PPK, inventamos a Castillo y ya sabemos cómo terminó esa sucesión de inventos.
No inventamos a Fujimori ni a García, ellos, nos guste o no, sí lo fueron, para bien y para mal. Podemos discutir luego si más para mal que para bien que para bien más que para mal (perdón por el trabalenguas). Pero eso es un debate ya casi de orden histórico. Ninguno de ambos dejó un legado de institucionalidad, quizá todo lo contrario y ambos aportaron a la fractura social del país y no a su integración.

¿Cuánto más podemos aguantar?

Bien, volvamos a hoy. Pedro Castillo se dio un golpe a sí mismo en diciembre de 2023. Nada hay que discutir allí salvo para quienes quieren seguir usando el episodio para medrar.
La sucesión constitucional era una sola y se llamaba Dina Boluarte. Así fue que asumió la Presidencia de la República y sufrió una enorme alucinación: creyó que podía gobernar hasta 2026. Es posible que logre llegar pero no gobernar hasta 2026. De hecho, ahora mismo no gobierna. Por ejemplo, no ejerce control territorial en algunos espacios (físicos y poblacionales) del país.
Cómo es posible que Dina Boluarte pueda llegar (y no gobernar) hasta 2026. Creo que la única explicación aceptable es que no existe liderazgo alternativo.
La Patria reclama otro gobierno, uno que resuelva dos temas principales que claramente son el deterioro económico y la inseguridad ciudadana, pero no encuentra una opción viable.
El problema es que los peruanos seguimos buscando al líder que nos conduzca en la tormenta y evidentemente no hay.
Entonces que se queden Dina y el Congreso es únicamente un dato de la realidad.

Sí hay salida

El propósito de este artículo es poner en evidencia que buscarle peras al olmo es un imposible tautológico. Por tanto busquemos un peral.
No hay un líder visible y consensual y no lo podemos inventar. Necesitamos un dirigente que sea percibido correcto y que pueda mostrar al país -¡ya!- que es capaz de convocar a lo mejor en cada sector; que pueda encabezar personalmente la lucha contra la criminalidad, visible e invisible, y que pueda decir ahora mismo (o sea pronto) qué hacer en concreto si tuviera la opción de gobernar mañana. Que no presente un mamotreto sino un documento ejecutivo breve que diga que va a lograr (con su equipo) en cinco años, con plazos y metas.
Liderazgo colectivo es como se llama esto. Y generar rápida confiabilidad es la urgencia.
Si la sociedad peruana tiene ante sí a un equipo exitoso, que haya demostrado previamente resultados en la gestión pública, que propone medidas inmediatas con un norte claro en cada sector sin duda le brindará primero su atención y luego su confianza. Entonces la demanda de adelanto de elecciones se volverá material y provocará la movilización ciudadana.
Si esta manera de vincularse con la sociedad atrae a otras opciones políticas, en muy buena hora y que gane la mejor alternativa.
Lo esencial es girar. Girar del insulto a la propuesta y del anti al pro. Lograr la mayoría por lo que se puede alcanzar y no por lo que se debe proscribir. Tenemos dos décadas en esto y estamos donde y como estamos.
En esta lógica, los partidos deben someterse a la propuesta e integrarse en lo que creo debería ser un Gobierno de Salvación Nacional. Los que quieran estar al margen que lo hagan, pagarán las consecuencias de su irresponsabilidad.
Eso es lo que quería decir.
*Director y conductor de NO ATRACO

One thought on “QUÉ HACER HOY POR LA PATRIA

  • Pedro Isique

    Buena propuesta, pero quienes se embarquen en la misma, deben comprometerse en primer lugar a llevar a cabo una reforma política “de verdad” sin cálculos y sin intereses mezquinos, con el objetivo de dar gobernabilidad a nuestro país por un largo periodo (30-50 años).

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