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¿POR QUÉ SIGUE VIGENTE EL DECRETO MERCANTILISTA SOBRE LA LECHE?

En medio del frenazo de la economía causado por el Gobierno de Pedro Castillo y las campañas a favor de la constituyente y las nacionalizaciones, sigue vigente el Decreto Supremo 004-2022 del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Agrario (Midagri) –promulgado por el Gobierno de Perú Libre– que prohíbe el uso de la leche en polvo importada en la elaboración de la leche evaporada. 

Norma del Gobierno de Castillo violenta economía de mercado

 

El análisis de esta norma representa una posibilidad real de desentrañar la naturaleza del mercantilismo económico, es decir, la voluntad de legislar en la economía para favorecer a un sector empresarial con contactos entre los políticos y el Gobierno, pero en detrimento de otros sectores de la empresa y en contra del interés general de los consumidores.
La prohibición del uso de la leche en polvo importada en la elaboración de leche evaporada no tiene ningún fundamento científico. Todos los estudios sobre el tema, el Codex Alimentarius de la ONU y la FDA de los Estados Unidos (Administración de Alimentos y Medicamentos) señalan que la leche en polvo es leche deshidratada, es decir, que carece de líquido. Se sabe que cuando la leche en polvo se mezcla con agua recupera la mayoría de las vitaminas, proteínas y grasas contenidas en la leche natural.
El Decreto 004 del Midagri que analizamos fue promulgado en nombre del interés y las demandas de los pequeños ganaderos ante supuestas injusticias de las industrias lácteas. No obstante, se desconoció o se ignoró adrede una verdad gigantesca: de un total de más de 450 mil unidades ganaderas en el país, apenas 30 mil de ellas le venden leche fresca a la industria láctea. En otras palabras, 6.7% del total. ¿De dónde entonces salió el argumento de que se promulgaba el Decreto 004 para favorecer a los pequeños ganaderos?
El carácter mercantilista del mencionado decreto se agrava cuando se repara en que los productores de leche fresca nacional solo pueden atender el 70% de la demanda nacional. El 30% restante debe ser cubierto con importación de leche en polvo. Del total de producción nacional, el 50% es adquirida por la industria láctea (Gloria, Laive, Nestlé) y la otra mitad es comprada por la pequeña y microindustria láctea de regiones como Cajamarca, Huancayo, Puno y Cusco.
En base a estos datos y realidades es evidente que la mencionada prohibición del uso de leche en polvo importada solo favorece a las grandes unidades ganaderas que, por inversión y tecnologías, están en condiciones de producir una leche de acuerdo a los estándares de la industria láctea nacional y la demanda de los consumidores. El 90% del total de las pequeñas unidades ganaderas del país, ya sea por falta de inversiones, tecnologías y asesoramiento, produce leche fresca de baja calidad que, para ser utilizada por la industria láctea, necesita ser mezclada con leche en polvo importada para elevar sus niveles de vitaminas, proteínas y grasas.
La mencionada prohibición, pues, deja a los pequeños ganaderos fuera de una gran parte del mercado de leche fresca nacional. De allí que la Asociación de Ganaderos Lecheros del Perú (Agalep) denuncie que el precio de la leche fresca producida por las pequeñas unidades ganaderas comience a bajar. Vale anotar que el precio de la leche fresca no cesaba de aumentar. Desde el 2021 hasta el mencionado decreto el precio se había incrementado en 25%.
Por todas estas consideraciones vale preguntarse, ¿por qué el Congreso no deroga el decreto de Castillo sobre la leche? ¿Por qué el Ejecutivo mantiene un decreto de clara naturaleza mercantilista y abiertamente en contra del interés de los pequeños ganaderos?
TOMADO DE: El Montonero

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