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EL FRACASO DEL ESTADO IMPIDE REDISTRIBUIR LA RENTA MINERA

El economista Oswaldo Molina, director de la Red de Estados para el Desarrollo, durante el Jueves Minero del Instituto de Ingenieros de Minas, presentó una cifra escalofriante sobre las relaciones entre la minería y los gobiernos regionales, considerando los niveles de pobreza en las áreas andinas. Molina señaló que, en los últimos diez años, los gobiernos subnacionales recibieron S/ 127, 756 millones de soles por conceptos de canon, sobrecanon y regalías; sin embargo solo se ejecutó el 63.7%. Agregó que se dejó de invertir más de S. 45,786 millones.

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En última década el Estado dejó de invertir S/ 45,786 millones

 

Según Molina la poca capacidad de gasto de los gobiernos subnacionales para el cierre de brechas sociales es una de las explicaciones de que el 67.6% de los 224 conflictos sociales reportados en el 2023 se vinculen con la minería. Es decir, los gobiernos regionales con grandes aportes mineros, la mayoría de ellos emplazados en áreas con más de 30% de pobreza, dejaron de invertir millones de soles en sistemas de agua potable, alcantarillado, electricidad, carreteras, escuelas, postas médicas y colegios. Una confirmación más del evidente fracaso del Estado en la distribución de la riqueza que aportan los privados a través de los impuestos.
La descentralización del país, pues, es un proceso fallido que debe ser revisado por las élites nacionales. Y, de una u otra manera, debe formar parte de los grandes debates hacia las elecciones nacionales del 2026. ¿Cuánto del fracaso general del Estado en la distribución de la riqueza generado por los privados debe ser atribuido a la fallida descentralización? Es una de las preguntas claves a absolver en el intento de organizar un programa de reforma integral del Estado.
La información proporcionada por el economista Molina confirma que el principal problema del modelo económico es la existencia de un Estado disfuncional, fallido, que avanza y se reproduce en contra de los círculos virtuosos que genera la inversión privada y el crecimiento. Vale destacar que, en las últimas tres décadas, la economía se cuadruplicó y la pobreza se redujo del 60% de la población a 20% (antes de la pandemia, luego de Castillo está en 27.5%).  En este contexto, se puede afirmar que los mercados y la inversión privada sacaron notas aprobatorias, mientras que el Estado salió reprobado en casi todas las materias.

 

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En la minería es donde las fábulas sobre una supuesta amenaza han prosperado, deteniendo proyectos mineros de cobre emblemáticos como Tía María en Arequipa y Conga en Cajamarca.

 

El fracaso de la descentralización también es una expresión de la extremada sobrerregulación del Estado, que ha organizado procedimientos interminables que lentifican las relaciones del Estado con el sector privado y las iniciativas de la sociedad. A nuestro entender, hoy el Estado se ha convertido en una gran muralla en contra de la inversión privada y ya es una de las fuentes directas de pobreza e informalidad de la sociedad.
Una de las cosas más lamentables frente a estos hechos es que las corrientes de izquierda, ya sean comunistas o progresistas, en vez de enfilar las críticas en contra del fracaso del Estado, suelen priorizar la ideología para crear leyendas y mitos en contra de la inversión privada. En la minería es donde las fábulas sobre una supuesta amenaza han prosperado, deteniendo proyectos mineros de cobre emblemáticos como Tía María en Arequipa y Conga en Cajamarca.
En cualquier país, con cierta tradición democráticas, los partidos políticos promoverían una alianza entre las comunidades y las empresas mineras para exigir que el Estado –los gobiernos subnacionales– con la ejecución de los millones restantes en canon, sobrecanon y regalías que se quedan en el fisco por falta de gerencia. En el Perú, la ideologización de las izquierdas produce todo lo contrario: se demoniza a la inversión minera; es decir, lo único que descentraliza y reduce la pobreza en las regiones mineras.
TOMADO DE: El Montonero

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