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EL AJUSTE DE ARGENTINA Y LAS REFORMAS PENDIENTES EN PERÚ

Luego de asumir la presidencia de la República Argentina, Javier Milei le habló a la ciudadanía con absoluta franqueza y honestidad. El país gaucho, para salir de la tragedia económica del kirchnerismo, debe enfrentar un impresionante ajuste de la economía. Es inevitable pagar la farra fiscal de la llamada “casta” y sus amigos. Ya en el poder, Milei ha iniciado el ajuste: redujo los ministerios de 18 a 9 configurando una verdadera reforma del Estado. 

Comparación de los retos económicos en los dos países sudamericanos

 

Más tarde el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció el retiro de los subsidios, el control de las transferencias a provincias y soltó el dólar a una paridad sobre los 800 pesos. Anunció que el Estado no tenía plata para obras públicas y que todas las inversiones en infraestructuras estarían a cargo de los privados, y también retiró la publicidad estatal en los medios. Por otro lado, comenzó una renegociación de la deuda pública, que suma alrededor de US$ 400,000 millones (que incluye al FMI y países como China).
En síntesis, Argentina está haciendo su propio camino al Gólgota para superar un déficit fiscal que sobrepasa el 17% del PBI, una inflación que suma 150% (a pesar de que los precios estaban controlados) –y que, de no mediar el ajuste, se podría transformar en una hiperinflación de 15,000%– y, además, una deuda pública que suma más del 85% del PBI.
Ante semejante situación la izquierda argentina ha comenzado a señalar que el ajuste de Milei comienza a replicar el ajuste y las reformas estructurales de Alberto Fujimori en los noventa. Y no les falta razón. La diferencia es que si Milei triunfa –como todo parece indicarlo– Argentina será un paradigma de ajuste y reforma económica con Estado de derecho y equilibrio de poderes. Algo que se discute con respecto a las reformas económicas de Perú, Chile y los países del sudeste asiático.
Sin embargo, el calvario que soportará el pueblo argentino durante por lo menos un año debe recordarnos que los peruanos ya pasamos por ese trance. Basta recordar el “¡qué Dios nos ayude!” del exministro Juan Carlos Hurtado Miller luego de anunciar el paquetazo.
Argentina busca el ajuste macroeconómico que ya se materializó en el Perú y que, no obstante décadas de influencia progresista y del destructivo gobierno de Pedro Castillo, todavía mantiene sus fortalezas. El país es una economía con déficit y deuda pública manejable y con más de US$ 70,000 millones en reservas internacionales. De allí la urgencia de precisar cuáles son las reformas pendientes que debe emprender el país para retomar el proceso de expansión del PBI y de reducción de la pobreza, hoy detenidos luego del gobierno de Castillo.
Una primera idea fuerza es acabar con el papel destructivo de la política. El Perú necesita una reforma política (bicameralidad) y acabar con todas las normas que fomentan la fragmentación política. Igualmente necesita emprender una cruzada contra la burocratización del Estado y acometer una reforma tributaria y laboral para doblegar la alta informalidad. Sobre estas bases también debe avanzar hacia una reforma de la educación, de la salud y al relanzamiento de las inversiones en infraestructura.
El país necesita una infraestructura institucional y legal que fomente el crecimiento, una infraestructura física que posibilite que las inversiones y el valor se movilicen en la geografía nacional y en el mundo. Y por otro lado, necesita un capital humano, una fuerza laboral altamente calificada, con buena educación, con buena salud, para innovar y competir en las grandes tendencias de la digitalización del planeta.
De alguna manera, si comparamos el sufrimiento que enfrentará el pueblo argentino por la farra fiscal de los políticos con las reformas pendientes en el Perú, los peruanos deberían sentirse privilegiados por haber mantenido la viabilidad macroeconómica del país. Sin embargo, si no se emprenden las reformas pendientes para fortalecer las instituciones y volver a crecer y reducir la pobreza, dentro de poco tiempo, el calvario de ayer regresará, con la hiperinflación y la pobreza. ¡Una nueva ola de reformas o la involución económica y social, esa es la disyuntiva!
TOMADO DE: El Montonero

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