hemos propuesto el plan “Mano de Hierro” y seguiremos dando la batalla para que esta pesadilla termine con el adelanto de elecciones generales.
Los índices de aprobación del gobierno no constituyen, sin duda, parámetros constitucionales que determinen su legitimidad o establezcan la duración de su mandato lo cual significa que el desgobierno de la señora Boluarte y la corrupción del Congreso pueden permanecer legalmente hasta el 28 de julio del 2026 pese a la urgente necesidad de convocar a elecciones generales para que se vayan todos a sus respectivos domicilios.
Las recientes encuestas corroboran que tanto la ocupante de Palacio de Gobierno como el Congreso de la República se han ganado merecidamente la desaprobación del 90 por ciento de los peruanos y probablemente de muchos más ya que dichos termómetros normalmente trabajan con márgenes de error del 3 al 5 por ciento, lo cual publican en letra chica en sus mediciones que pueden además estar distorsionadas por presiones políticas, tentaciones económicas y simpatías partidarias o personales.
Los partidarios del status quo afirman que la estabilidad del país requiere que el régimen de Boluarte continúe hasta el 2026 lo cual constituye una falacia que pone nuevamente en serio riesgo al sistema democrático en la medida en que la incompetencia y corrupción de quienes hoy manejan el Poder en el Perú constituyen un gravísimo caldo de cultivo del extremismo marxista leninista con su canto de sirena de la nueva Constitución y su propia corrupción y probada incompetencia, además de vocación totalitaria, en el manejo del Estado.
Tenemos que desarrollar con fuerza una nueva opción que efectivamente ponga en marcha una economía social de mercado, consagrada en la Constitución vigente pero que jamás se ha aplicado: lo que existe en el Perú no es una economía neo liberal sino una de carácter mercantilista manejada por monopolios y oligopolios en áreas tan sensibles como los combustibles, la importación de trigo y la banca que tiene el segundo spread más alto América Latina después del Brasil, o sea la diferencia entre el costo del dinero y el precio al que es colocado.
Ni hablar de la inseguridad ciudadana que ahora, como quedó demostrado recientemente, afecta hasta a la propia Presidencia de la República con el agravante que no existe ni siquiera propósito de enmienda ni visos de un plan : increíble que la propia señora Boluarte haya declarado que el “Plan Boluarte” anunciado por Otárola no existe.
Frente a ello, en Perú Acción hemos propuesto el plan “Mano de Hierro” y seguiremos dando la batalla para que esta pesadilla termine con el adelanto de elecciones generales.
(*) Presidente de Perú Acción Presidente del Consejo por la Paz
