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CONSPIRACIÓN INTERNACIONAL

Por Luis Gonzales Posada.

 

Esa cerrada e inmoral defensa a Castillo demuestra, objetivamente, que los regímenes de izquierda actúan coordinadamente para defender o atacar un objetivo. Son amorales. No les importa proteger a políticos delincuentes o genocidas si estos integran su camada.

No existe la menor duda de que grupos extremistas, incluyendo remanentes de Sendero Luminoso, ejercen la violencia para reponer al destituido mandatario Pedro Castillo, un objetivo que comparten con gobiernos del bloque chavista.
Existe, en efecto, una burda y malsana conspiración internacional, sin precedentes en la historia del hemisferio.
Nicolás Maduro vocifera que “las élites oligárquicas no han permitido gobernar a un maestro”, agregando que “desde Venezuela decimos a la derecha extrema: ¡ustedes no volverán”.
Por su parte, el torpemente locuaz Evo Morales sostiene el disparate que “una vez más la oligarquía peruana y el imperialismo estadounidense no aceptan que líderes sindicales e indígenas lleguen al gobierno para trabajar por el pueblo”. Por su lado, Miguel Diaz-Canel, dictador de Cuba, representante de una dictadura con 63 años en el poder, se queja de que la oligarquía había “subvertido la voluntad popular”.
Colombia, México, Bolivia y Argentina, asimismo, publicaron un infame pronunciamiento señalando que “no es novedad que el presidente Castillo Terrones, desde el día de su elección, fue víctima de un antidemocrático hostigamiento”. Luego exigen respeto a sus derechos humanos y garantías de protección judicial. Pero –lo más grave– exhortan “a quienes integran las instituciones abstenerse de revertir la voluntad popular expresada con el libre sufragio”. En otras palabras, presionan para reponer a un mandatario depuesto por golpista y corrupto.
A esas adhesiones se suma la gobernante de Honduras, Xiomara Castro, del círculo íntimo del fallecido comandante Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, que no vaciló en apoyar los actos de barbarie del dictador nicaragüense Daniel Ortega, votando en contra de una investigación de la ONU por los numerosos crímenes cometidos.
Pero la arremetida extremista no se detiene. Desde Bogotá, Gustavo Petro sostuvo que “el apresamiento, sin juez y sin defensa, de un presidente elegido popularmente ha puesto en serio cuestionamiento el papel de la Convención Americana en el ordenamiento jurídico latinoamericano”. Una calumnia execrable que dice bastante de la tóxica moral y escasa inteligencia de un mitómano.
El vicepresidente colombiano, Francisco Santos, fue tajante en sostener que el respaldo de algunos regímenes de izquierda es porque “no aceptan la primera derrota política y legal de ese gran proyecto populista que quieren imponer a la región, y, segundo, porque en sus fueros internos de dictadores, donde la separación de poderes de la democracia es un obstáculo, no quieren que sobreviva el precedente de un Congreso o de un Poder Judicial que pueda frenar las ambiciones dictatoriales de un populista” (Infobae 14/12/2022).
Esa cerrada e inmoral defensa a Castillo demuestra, objetivamente, que los regímenes de izquierda actúan coordinadamente para defender o atacar un objetivo. Son amorales. No les importa proteger a políticos delincuentes o genocidas si estos integran su camada. Así lo evidenciaron al apoyar a la corrupta vicepresidenta de Argentina, Cristina Kirchner, sentenciada a seis años de prisión por coimas recibidas durante su administración, al tiempo que denostaron a los magistrados que la juzgaron.
En este contexto ha sido lamentable la poca firmeza de Torre Tagle, que tardó en llamar a consulta a nuestros embajadores en esos países y que ahora debe denunciar estos actos injerencistas a la prensa nacional y extranjera y en los organismos multilaterales, como Naciones Unidas y la OEA.
Párrafo especial merece el mentecato presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, que ejerce el triste oficio de coordinar los ataques contra el Perú y tiene la insolencia de afirmar que nuestras relaciones están en pausa. Personaje vanidoso, soso, pretende así convertirse en vocero del bloque chavista, ahora que Maduro y Evo Morales se han hundido en el desprestigio

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