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FRATERNIDAD

Por: Luis Gonzales Posada.

Cuando Haya de la Torre se encontraba encarcelado el 22 de febrero –día de su cumpleaños–, los compañeros apristas lanzaban bombardas en las calles y prendían fogatas en los cerros, para expresarle su saludo fraternal. Era una forma de decirle que estaban con él, con un cariño que traspasaba los barrotes de la lúgubre celda donde estaba confinado por orden del más despiadado dictador de nuestra historia republicana, el comandante Luis M. Sánchez Cerro.

En febrero de 1946, Manuel Seoane, número 2 del APRA, pronunció un hermoso y emotivo discurso de reencuentro después de 14 años de persecución. Lo hizo ante una multitud reunida en el Estadio Nacional, donde dijo:

“Traigo para ti, compañero Haya de la Torre, un recado que viene del corazón del pueblo.Fue dado en el lenguaje sin palabras con que habla el sentimiento popular. Llega del obrero de la fábrica que sabe qué nombre tiene la jornada por la lucha de las ocho horas del año 18, y viene también del estudiante universitario que conoce cómo nació la Reforma Universitaria del año 19”.

“Recado del corazón del pueblo, porque me dieron, sin decirlo, la firme mirada del militante sectorial, la voz esperanzada de justicia de los trabajadores y de campesinos, la fe de empleados y estudiantes, la ternura constructiva de las madres y el ansia de bondad de las hermanas, las hijas y las novias, el viril optimismo de los jóvenes, la diáfana alegría de los niños, el canto de los pájaros, el rumor de las olas y el tenue estallido de las semillas bajo tierra”.

Luego agregó: “Recado del corazón del pueblo que viene desde más allá de la vida, porque son los ocho brazos izquierdos en alto que llevaron hasta el cielo los marineritos fusilados en el trágico peñón; porque es la sombra católica de Philips y sus compañeros visitando a la muerte en las rocosas pampas ancashinas, porque son los miles de apristas que aún sobrevuelan en las enrojecidas pampas de Chan Chan, y es la presencia tremenda de Arévalo, que ha regresado de la muerte con sus claros ojos verdes, para decir en nombre de todos los que emprendieron el viaje sin retorno: también estamos aquí presentes, compañero jefe”.

Seoane concluyó su magistral y poética pieza oratoria diciendo: “Si alguien interrogara por qué damos este extraordinario realce al onomástico del jefe, responderíamos porque él es un guía y un ejemplo, y como es él, tierno y sacrificado hermano de todos, especialmente de los humildes y de los débiles, el dulce pueblo aprista esta vez, sin consulta ni Congreso, por mandato imperativo de abajo a arriba, ha resuelto consagrar de hoy en adelante y hasta cuando seamos polvo en viaje a las estrellas, el día 22 de febrero como el Día Aprista de la Fraternidad”.

En este 128 aniversario del onomástico del líder del APRA –a un año de cumplirse el centenario del nacimiento del aprismo continental–, el homenaje que debemos tributar a Haya de la Torre es impulsar un partido unido, fraterno, moderno, con nuevas dirigencias y provisto de un plan de gobierno actualizado a las necesidades del país, sustentado en dos dogmas: libertad y justicia social.

No estuvimos en la última contienda electoral, por perversa triquiñuela del Jurado de Elecciones, ausencia que ha pasado amarga factura al Perú democrático, porque permitió que llegaran al poder aventureros y extremistas de diverso pelaje, comenzando por Pedro Castillo, que encarcelado por intentar un golpe de Estado impulsa a sus huestes que provoquen graves actos de violencia en todo el país.

Con el Apra esos grupos serán derrotados, porque el partido siempre ha sido y será una barrera de contención del totalitarismo.

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