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EL DESAPEGO Y LA LIBERTAD

Escribe: Gustavo Blanco Ocharan

gblancociticars@gmail.com

 

El ser y la consciencia son entidades libres que fluye sin cargas ni límites; el ser como tal, no busca tener sino aprender, no juzga ni descalifica.  Respeta; quiere descubrir su esencia, no acumula, más bien comparte; reconoce y considera cada individualidad con respeto y humildad porque es consciente de su inmensidad y del principio de la Totalidad

 

El desapego es el rompimiento definitivo de cualquier lazo físico, material o emocional que restringe nuestra libertad plena y nos abre la puerta hacia la autonomía e independencia; aquella ruptura, es el precio de la libertad y la libertad como afirmaba Sartre, es la esencia del ser humano.
Las estructuras sociales, la cultura, la tradición, el sistema educativo, el modelo económico, las costumbres y hasta la experiencia personal y colectiva tienden a la acumulación y la pretensión, como si todo el sistema o la matrix estuviera condicionada a privilegiar el hecho de poseer sin siquiera considerar la virtud de ser.
El tener, acumular y poseer son aceptados como factores de éxito; el sistema capitalista se basa en la productividad, la eficiencia y el respeto de la propiedad privada y las inversiones; igualmente, desde la otra orilla ideológica, los regímenes socialistas y colectivistas propugnan la redistribución de la riqueza a cargo del Estado; en ambos casos, tanto en el individualismo como el colectivismo, la posesión y la tenencia marcan el derrotero del poder político y económico.
Las posesiones en la esfera individual y familiar, nos genera sentimientos de satisfacción y seguridad; los estratos sociales se delimitan en función de los ingresos y los estudios de mercado se enfocan en los hábitos de consumo; el mundo moderno en general, gira en torno al dinero, la economía y las finanzas; sin embargo, todas estas manifestaciones materiales son factores externos, circunstanciales, superficiales y reversibles; además, suelen llenarnos de cargas, obligaciones y preocupaciones que cuando se descontrolan dan paso a la ambición y la avaricia; de manera que, cualquier tipo de apego siempre intercambia seguridad por libertad.

Tipos de apego 

El apego corresponde al dominio completo del ego: es su campo de acción, lo produce, lo alimenta, lo delimita, lo privilegia, lo exalta, lo retroalimenta; a más acumulación, mayor influencia y poder, mayor dominio e influencia en el individuo que se evidenciara en diversos frentes.
Observamos un apego material, apego por el dinero, las joyas, los bienes y las posesiones físicas; tenemos un apego emocional que genera codependencia, un apego afectivo y efectivo que se basa en la manipulación; hay un apego histórico, cuando nos ubicamos en el pasado que recordamos con añoranza y melancolía; nos apegamos a las rutinas, a los trabajos, a las personas, a los deportes, a las amistades, a los padres, a los hijos, a nuestras mascotas, a las creencias, a las costumbres, a la cultura, a la religión, a la ideología, a la fama, entre otros.
En términos generales hay apegos materiales, físicos, mentales y emocionales y estos a su vez, actúan en los cuatro estados conocidos de la mente; consciente, subconsciente, inconsciente y supra consciente. Algunos apegos son fácilmente perceptibles mientras que otros simplemente afloran, están ahí son parte de nuestro yo, definen nuestras acciones, nuestras preferencias y decisiones sobre lo que estimamos valioso e importante.
Todo lo que nos ata, nos condiciona, nos aferra, nos distrae, nos absorbe consume nuestra energía y es un apego y todo apego exagerado limita nuestra libertad.
El despertar espiritual pasa por reconocer y controlar el dominio del ego para comenzar a vivir desde el ser, con total desprendimiento; es el momento en el que la personalidad, con toda la importancia que tiene en la vida de las personas, cede su lugar a la presencia superior que reconocemos como  alma o consciencia, es cuando expandimos nuestras alas para volar libres de toda superficialidad, es cuando iniciamos el viaje de la espiritualidad.
El ser y la consciencia son entidades libres que fluye sin cargas ni límites; el ser como tal, no busca tener sino aprender, no juzga ni descalifica.  Respeta; quiere descubrir su esencia, no acumula, más bien comparte; reconoce y considera cada individualidad con respeto y humildad porque es consciente de su inmensidad y del principio de la Totalidad (Todos somos Uno); el ser solo vive en el presente y está libre de recuerdos, pesos y cargas, ha comprendido que el amor verdadero es el perdón total y sabe que la energía que lo conecta con el universo es la misma fuente desde donde emana la vida, la vida como símbolo de entrega y amor incondicional sin ataduras, sin facturas, sin juicios, sin prejuicios, sin reproches, sin expectativas, sin apegos; el amor puro de la divinidad que se asemeja tanto a la libertad.
California abril 9, 2023.

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