Escribe: Pedro Morales Mansilla
LXIV aniversario de la fundación de Acción Popular | Fernando Belaunde | Pedro Morales Mansilla | | Política | La República

demandamos a la representación política y altos dignatarios dejen de lado sus contubernios y actúen empáticamente con el pueblo.

La corrupción enquistada en los tres Poderes del Estado condiciona que la vida institucional del país muestre un dramático embrollo, agravándose con la vergonzosa crudeza que se viene destapando en diferentes instituciones tutelares y en los últimos días, en el Ministerio Público (Fiscalía de la Nación), debilitando el estado de derecho y la seguridad jurídica. En esto, lamentablemente, es evidente la participación del sector politiquero del Congreso.
Indignante y atosigante realidad que se torna insoportable y desgraciadamente, en exquisito caldo de cultivo para quienes tienen el oficio de exacerbar pasiones, buscando reine el caos y horadar aún más, nuestra democracia republicana, agudizando las contradicciones y como consecuencia la desconfianza, letal para el esfuerzo de levantarnos de la preocupante situación de crisis generalizada en que nos encontramos.
 No hay inversiones, se van miles de millones de dólares y miles de jóvenes de nuestro preciado capital humano, signos de la recesión que confirman que la política y economía, no pueden andar en “cuerdas separadas”, desmintiendo la creencia que inspiraba los CADE hasta antes del del 2017. Ante la situación, demandamos a la representación política y altos dignatarios dejen de lado sus contubernios y actúen empáticamente con el pueblo.
 No es posible que, luego de la inmoral recepción de bonos de S/.9,900, hayan aprobado un Presupuesto 2024, con un PIA superior en 12.1% al del 2023, desfinanciado, si se prevé un crecimiento de 3% (aprox.). Además, para aprobarlo, hayan incrementado el Presupuesto del Congreso en 23% con relación al anterior (Por qué), sin conciencia de la necesaria austeridad en gastos superfluos y, sin urgencia como asesorías y consultorías.

El reto hoy, reiteramos, es la concertación ahora, la politiquería no puede ganarle a la empatía.

Estamos en crisis, incertidumbre en lo que será el “Niño Global” y obviamente en una etapa que nos obliga a tomar posiciones. El reto, hoy, es concertar políticas que acorten las distancias de la polarización, adecentar el desarrollo de competencias y que, el Congreso, limpie “su” casa para que recupere algo de autoridad en el control político que coadyuve a contener el desborde que estamos viviendo y restablecer el equilibrio de la gobernabilidad.
Entonces, no cabe duda que una visión compartida en lo inmediato necesita de un plan en el que todos los sectores, sin excepción aúnen esfuerzos leales pensando en el Perú. Es una oportunidad para los partidos que, despojándose de celos y electorerismo, muestren las bondades de su ideología y su convicción de que la política ante todo es servicio honesto y transparente y búsqueda del bienestar para todos. Recordemos, sin partidos de verdad no hay democracia y sin democracia no hay libertad, derechos, ni desarrollo.
El reto hoy, reiteramos, es la concertación ahora, la politiquería no puede ganarle a la empatía. Es un momento crucial, que nos pone a prueba, sobre todo a los políticos y empresarios (no más cuerdas separadas) en el objetivo de allanar la posibilidad de un cambio de representación política (ejecutivo-legislativo) con los estándares democráticos de trasparencia y responsabilidad.