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EL REINO INVISIBLE

Escribe: Gustavo Blanco Ocharán

gblancociticars@gmail.com

El reino invisible, es el ámbito de la energía, la misma que ni se crea ni se destruye solo se transforma; materializar un milagro no es sino sintonizar y vibrar en la misma frecuencia en la que vibran Dios y el Universo;

Los seres humanos solemos estar llenos de expectativas, la manera como las consideremos, reconozcamos y manejemos resulta independiente del grado de influencia que de hecho ellas ejercen en la vida; lo cierto es que nuestro accionar de manera consciente o inconsciente está condicionado a dar una respuesta, es la manera como vivimos e interactuamos dentro de mecanismos de estímulo y respuesta.
Si bien las personas que son conscientes de lo mencionado pueden ser consideradas como calculadoras debido a que proyectan la reacción o recompensa sea que lo expresen o no, todos en general de alguna manera generamos expectativas en algún grado, esperamos algún resultado; ahí hacen presencia; la esperanza, el optimismo y la fe tanto como los planes, estimados y proyectos tan propios de nuestra naturaleza humana subjetiva y objetiva, donde fluyen tanto ideales increíbles como hechos prácticos en estado puro o matizados.
Uno de los consejos más sabios que encontramos en las Escrituras, se manifiesta en la afirmación “Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá, porque todo aquel que pide recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá”; la cuestión de fondo para reflexionar es plantearnos si realmente somos conscientes de lo que pedimos y buscamos, así como de lo que damos y si aquello que libremente elegimos es realmente importante para experimentar una existencia plena.
En principio, cada ser humano busca satisfacer las necesidades básicas de alimento, vestido, cobijo, seguridad, salud, justicia, educación, recreación, que están ligadas a nuestros deseos personales y sociales de afirmación y adaptación, pero no todos somos conscientes de nuestras necesidades espirituales y como estas, en realidad son las únicas que pueden ser verdaderamente atendidas en el reino invisible.
El reino invisible tiene lugar en el ámbito espiritual de la vida; desde que fuimos creados a imagen y semejanza del Creador, la similitud en la hechura fue esencialmente espiritual, por eso afirmamos que cada ser humano es único y representa una parte exclusiva y perfecta del Todo, de manera que siempre estamos ligados e interconectados con aquella esencia misteriosa y eterna que sobrepasa la existencia física y nos acerca a la presencia intangible y etérea del Espíritu.
Comenzamos un nuevo año y con él emergen las resoluciones en las que solemos exponer nuestros buenos deseos, lo cual dentro de un plan de acción con objetivos específicos y metas medibles es un mecanismo de mejora y superación plausible; sin embargo, muchas veces únicamente atendemos las necesidades elementales; muchas de ellas relacionadas con aspectos materiales y económicos que son importantes, pero que solo representan una parte dentro de la complejidad humana; también solemos plantearnos retos personales relacionados con el físico y el intelecto que también son útiles y enriquecedores, pero que tampoco nos llenaran completamente; e igual sucederá con los aspectos sociales y culturales que tienen un grado de importancia pero tampoco satisfacen por completo las necesidades del Ser Integral.
Fijarnos objetivos y cumplirlos en todos los aspectos mencionados es sin duda una práctica positiva; sin embargo, si quisiéramos profundizar en nuestro Ser Esencial para sacarlo a relucir para que brille dentro del reino invisible del espíritu debemos regular al ego, las posesiones y la superficialidad para profundizar en nuestra esfera espiritual que es mucho más profunda e integradora.
En una entrevista que le hicieron al investigador español Juan José Benítez, autor de la saga Caballo de Troya, que brinda una versión diferente de Jesús de Nazaret, su filosofía y su mensaje; advertía Benítez tener cuidado con lo que pedimos a Dios porque la mayoría de seres humanos solemos pedir un sin números de deseos que pertenecen al ámbito material, incluido el dinero y que el hacerlo así es una pérdida de tiempo porque el Reino de Dios, principalmente es espiritual y solo en el ámbito espiritual es donde todo se activa y todo se alinea. Entonces qué debemos pedir en el ámbito espiritual; básicamente información, conocimiento, discernimiento, intuición, dirección, sabiduría.
El reino invisible, es el ámbito de la energía, la misma que ni se crea ni se destruye solo se transforma; materializar un milagro no es sino sintonizar y vibrar en la misma frecuencia en la que vibran Dios y el Universo; es prescindir de las expectativas físicas, cuantificables y materiales para gozar de la abundancia y la prosperidad espiritual que se traduce en equilibrio, armonía y bienestar.
Dicen las Escrituras; buscad el reino de Dios y todo lo demás lo obtendrás por añadidura. En este nuevo año 2024; reflexionemos unos instantes en lo profundo y trascendente que es el despertar espiritual, que para precisar no es religioso, donde reconozcamos que nuestro cuerpo es el templo donde habita el espíritu deseoso de brillar en el Reino Invisible en el que prevalecen la Libertad, el Amor Infinito y la Paz donde todos somos Uno. Una sola humanidad, una sola divinidad, un solo Espíritu.
California enero 7, 2024.

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