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LA NOCHE DE LOS CUCHILLOS LARGOS

Lo ocurrido el  pasado jueves, durante el día y entrada la noche, con el proceso político que el Congreso de la República (CR) hizo sobre algunos integrantes de la Junta Nacional de Justicia (JNJ), puede ser visto para muchos como una venganza política, en la medida en que se les criticaba su accionar como parcializado, en algunos casos, y como indolente en otros. Cabe recalcar que, también, se le atribuye a la JNJ una evidente inusual celeridad en el caso de la fiscal Benavides, a la que nombró poco tiempo antes con bombos y platillos, pero que súbita y prontamente fue procesada, suspenderla y a la que evidentemente -todo apunta a ello- quería destituirla muy prontamente, negándole el debido proceso y el elemental derecho de defensa.

 

el máximo foro de la Nación ha cobrado en este proceso político parte del precio que la JNJ ha tenido que pagar por no haber sido lo suficientemente capaz de formar un órgano institucionalmente sólido

 

Al final, con más pena que gloria, se quedó a mitad de camino llegando a suspenderla de manera exprés, sin pruebas, con elementos que han sido calificadas oficialmente por una fiscal suprema, declaradamente enemiga de la Benavides, como “pruebas insipientes”, las que, a su vez, por otro lado, también incriminan nada menos que a dos de los integrantes de la propia JNJ, como el caso de Thornberry y Ávila -quien prontamente renunció- y, sin embargo, ninguno de esos miembros tuvo el mismo tratamiento disciplinario raudo y draconiano.
Así, entonces, parece claro que el CR le pasó la cimitarra a algunos de los magistrados de la JNJ, con el quórum mínimo para poderlos inhabilitar y suspender, tal y como se hizo en el caso de Vásquez y en el caso de la Tello. Este último es el caso fue el más polémico e inadmisible para el sistema jurídico, por haber claramente sobrepasado con largueza el límite de edad constitucional para ser miembro de la JNJ.
Pero en los otros casos, el Congreso no ha reunido la votación suficiente y, por lo tanto, parecen de momento salvados, no obstante que aún en el caso de De La Haza, el actual presidente de la JNJ con aflautada y afinada voz, todavía queda pendiente una reconsideración para hoy lunes, una suerte de agonía prolongada del fin de semana, pero que no parece que podrá prosperar, ya que la sed de sangre del Congreso parece estar saciada en lo básico.
Tal parece, entonces, que el máximo foro de la Nación ha cobrado en este proceso político parte del precio que la JNJ ha tenido que pagar por no haber sido lo suficientemente capaz de formar un órgano institucionalmente sólido y por no haber dotado, en el tiempo que han tenido de vigencia -más de cuatro años- de los fiscales y jueces probos, idóneos de orden titular para el país, como es su mandato constitucional, que pudieran haber permitido al Poder Judicial y al Ministerio Público gozar de mejores magistrados, titulares, evitando la gran provisionalidad que agobia al sistema judicial, y, además, por desatar indirectamente en el Ministerio Público una sangrienta guerra intestina de la cual no parece haber pacífico fin en el corto plazo y cuyo resultado no se puede avizorar pronto, porque lo más probable es que termine en escombros y se tenga que hacer una reestructuración total y plena, como ya algunas voces en el CR lo vienen señalando en diversos tonos.

tampoco parece que hayan tenido una buena defensa

 

La noche de los cuchillos largos, entonces, apareció el jueves pasado y cobró la cabeza de los más conspicuos integrantes de la JNJ. En concreto, el caso de Aldo Vásquez, el permanente vocero, y quien parece el más radical y politizado de la institución; y el caso de la señora Tello, que no tuvo el gesto de apartarse con dignidad del cargo pese a sobrepasar el límite de edad constitucional, recurriendo a interpretaciones antojadizas -y algunas francamente disforzadas- que no soportan la razón común.
En todo caso, además, tampoco parece que hayan tenido una buena defensa: en el caso de la JNJ, el abogado escogido hizo un papel poco eficaz, más de cara al mundo caviar que frente a la eficacia del caso mismo,  mientras que  el caso de la doctora Tello fue patético, porque, apareció al lado de un abogado falto de recurso y maneras que además, fue contratado en su día por la JNJ para hacer el balotaje y preparar las preguntas con las cuales se toman exámenes a los postulantes -en un claro conflictos de intereses en el que la señora Tello no reparó-, apareciendo con notoria evidencia, que al ser contratista de la JNJ,  no parecía ser el profesional más idóneo para ejercer la defensa de uno de sus magistrados ante una cuestión tan importante como la que tenía que enfrentar ante la representación nacional..
Ciertamente, tal parece que el caso le quedó grande a sus discutibles condiciones  profesionales, capacidad de expresión y, sobre todo, fortaleza jurídica que -al final de cuentas- le han hecho un flaco favor a la señora Tello a la que le ha propinado un desdoroso final en su carrera. Allí está el resultado, claramente constituye una derrota por donde se le vea.  Finalmente, ya se verá en el corto plazo a dónde llevará el destino a la JNJ luego de tan aciaga noche en el CR. Cuál será la posición de sus nuevos integrantes, el incorporado por uan sentencia del TC y los accesitarios que sean llamados a completar su quórum.  Tal vez su tan distible dinámica de los últimos 4 años cambie radicalmente. (GUIK)

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